Durante la Guerra Fría, la URSS y los Estados Unidos se tomaron, paradójicamente, la misma decisión de lanzar un ataque nuclear en la luna.
En la década de 1950, ambas naciones compitieron en sobre el poderío nuclear de mundo, sino también se inició una carrera espacial por la búsqueda de prestigio y demostrar la superioridad en la conquista del cielo.
Pero las naciones convergieron en un punto peligroso. Así los académicos soviéticos consideraron la posibilidad de lanzar un ataque nuclear en la luna. Más tarde, Washington planteo la misma opción.
Evidencia comprensiva
En 1958, el físico atómico Yakov Zeldovich sugirió que los líderes del programa espacial soviético Sergey Korolev y Mstislav Keldysh no solo enviarían una estación al satélite de la Tierra, sino que también enviarían una carga nuclear.
El problema se consideró seriamente y no tuvo nada que ver con las ambiciones de los rivales espaciales.
La URSS necesitaba que las estaciones interplanetarias automáticas (AMS) llegara a la luna pero para dejar evidencia su aterrizaje, una estación espacial era demasiado. Pero si una pequeña bomba atómica explota en una colisión en mundo entero se enteraría.
“Se suponía que una explosión atómica al impactar en la luna genería un destello de luz tal que sería fácilmente visible para todos los observatorios que no dejaría duda”, explicó el científico Boris Chertok enel libro “Cohetes y personas”, uno de los asistentes más cercanos de Korolev.
URSS: No es una buena idea
Los científicos Chertok y Keldysh persuadieron a Korolev,quien lideraba el programa espacia ruso de no lanzar el ataque: Las razones eran obvias, en realidad no era tan buena idea, pues si durante el lanzamiento la estación fallaba, la carga nuclear caería directamente sobre Rusia.
Por otro lado, si el lanzamiento alcanzaba una altura suficiente para libra a Rusia del riesgo y más tarde colapsaba la ojiva podía caer en cualquier parte del mundo y explotar.
Al otro lado del mundo, EEUU
Aunque durante la Guerra Fría, la URSS y los EEUU parecían enemigos anatómicos, las decisiones tomadas desde las altas esferas era muy similares. En los EEUU, la idea de lanzar una bomba nuclear a la luna no vino de un científico sino de un militar.
Cuando los documentos de”Proyecto A119″ fueron desclasificados en los 90, se descubrió que en realidad la NASA consideró la posibilidad de bombardear la luna para demostrar el poder militar.
“Estaba claro, el objetivo principal era la prueba de superioridad”, comentó el físico Leonard Reifel, responsable del desarrollo del Proyecto A119.
Sin embargo, el científico dejó claro que “la ciencia sufriría un desprestigio ante la destrucción de la superficie lunar, pero a la Fuerza Aérea solo estaba preocupada por el efecto que tendría la explosión lunar en la Tierra”.
El sentido común prevaleció los científicos estadounidenses lograron convencer a los militares de que no valía la pena y el proyecto fue abandonado.
Todo terminó bien para la Luna
Parece que tanto Moscú como Washington se dieron cuenta atacaral único satélite natural de la Tierra con armas de destrucción masiva no solo es peligroso para la humanidad, sino también una decisión increíblementeestúpido.