Tres años de cárcel y una multa de tres millones de yuanes (384.000 euros). Además de la unánime repulsa internacional, ese es el precio que tiene que pagar el científico chino He Jiankui por haber sido el primero en modificar bebés genéticamente. Un tribunal de la ciudad sureña de Shenzhen lo ha condenado este lunes por un caso que sacudió al mundo hace poco más de un año, cuando anunció que había manipulado el ADN de tres recién nacidos para que fueran inmunes al sida, que portaban sus padres.
Al doctor He le ayudaron dos colaboradores que trabajan en sendas instituciones médicas, Zhang Renli y Qin Jinzhou, también sentenciados a penas algo menores: dos años de prisión y una multa de un millón de yuanes (128.000 euros) para el primero y para el segundo 18 meses de cárcel, pero con la condena suspendida dos años, y una sanción de medio millón de yuanes (64.000 euros). «Los tres acusados no tenían el certificado apropiado para practicar la medicina y, buscando fama y fortuna, violaron deliberadamente las regulaciones nacionales sobre investigación científica y tratamientos médicos», argumenta el tribunal en su fallo, según informa la agencia estatal de noticias Xinhua.
Culpándolos de haber «cruzado los límites de la ética en la investigación científica y la medicina», la sentencia pretende lavar la cara de China por este episodio, que puso en duda sus controles sobre la experimentación genética. En noviembre del año pasado, He Jiankui, profesor asociado de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Shenzhen, anunció el nacimiento de « dos bellas gemelas chinas, Lulu y Nana, tan sanas como cualquier otro niño» pese a que su padre, llamado Mark, portaba el virus del sida. Con una técnica inventada en 2016 y denominada CRISPR-Cas9, que consiste literalmente en cortar y pegar los genes, aseguraba haber borrado el gen CCR5, puerta de entrada al VIH, para evitar que los bebés contrajeran la enfermedad.
Sus palabras cayeron como una bomba en la comunidad científica internacional y china, que pedían más tiempo para estudiar las consecuencias de hacer algo tan osado y moralmente discutible como modificar el ADN humano. Ignorando este consenso mundial para evitar el peligro de posibles mutaciones genéticas, el doctor He llevó a cabo sus experimentos en secreto y eludiendo los controles de la universidad y el hospital donde trabajaban, que la acusaron de haber falsificado los permisos. Además, la legislación china prohibía desde 2003 la manipulación genética. Pero He Jiankui se las arregló para reclutar a ocho parejas que no podían tener hijos porque el padre era seropositivo, a las que inseminó artificialmente óvulos manipulados genéticamente y supuestamente inmunizados contra el VIH.
A pesar de sus palabras, el doctor He solo consiguió cambiar el gen que impide el contagio del sida en una de las gemelas. Posteriormente, se ha descubierto que también habría provocado alguna mutación genética que podría acortar la vida de las dos niñas, cuya verdadera identidad permanece en secreto para proteger su intimidad.
«Doctor Frankenstein»
Justo después de conmocionar a todo el planeta con su «logro», He Jiankui participó a finales de noviembre del año pasado en la II Conferencia Internacional sobre la Edición del Genoma Humano, que se celebraba en Hong Kong. Ante las críticas de sus compañeros, que le llamaron desde «doctor Frankenstein» hasta «genio loco», se declaraba «orgulloso» de lo que había hecho e insistía en que su «único objetivo era curar, no crear bebés de diseño». Además, soltaba otra bomba al desvelar que había un tercer bebé modificado genéticamente.
Tras regresar a la vecina ciudad de Shenzhen, se lo tragaba la tierra. Aunque el periódico «The New York Times» publicaba hace justo un año unas fotos suyas en un balcón enrejado de un campus universitario, donde al parecer estaba detenido por la Policía, He Jiankui lo negaba en un correo electrónico enviado a un colega estadounidense. Durante todo este año, en que ha estado «desaparecido» siguiendo la práctica habitual del autoritario régimen chino, se ha especulado incluso con que podría ser condenado a pena de muerte, pero finalmente «solo» le han caído tres años de cárcel.
Acaba así, al menos de momento, la ambiciosa carrera de He Jiankui, que pasará a la Historia por ser el primer científico que modificó el ADN de la raza humana. Una «Caja de Pandora» que permite soñar con curar enfermedades hasta ahora mortales, pero también abre la puerta a las peores pesadillas de jugar a ser Dios