Los focos de la decimotercera jornada de LaLiga estaban puestos sobre un hombre: Gerard Piqué, el defensa del Barça se despedía del Camp Nou ante el Almería. Tras el inesperado anuncio de su retirada del fútbol profesional y la noche se presentaba emotiva en Barcelona.
Esa emoción se trasladó al terreno de juego, con la ovación de la afición al central con cada balón que tocaba y con una primera parte de infarto con un carrusel de ocasiones para el FC Barcelona. Sin conseguir abrir la lata hasta el inicio de la segunda mitad. Finalmente, el legendario central catalán pudo despedirse con final feliz: victoria blaugrana, liderato provisional y ovación del estadio.
El conjunto de Xavi Hernández arrancó el encuentro haciéndose pronto dueño y señor del balón. Como acostumbra, y empezó a acercarse al área rival, primero con cautela, después con violencia. Fue en los primeros compases del juego cuando tuvo la primera oportunidad de adelantarse en el marcador. Un remate de Ferran Torres golpeó en la mano de Kaiky. El colegiado no señaló nada, pero el VAR le llamó para que lo revisase y terminó pitando penalti.
La afición pidió a Robert Lewandowski que le cediese el balón al hombre de la noche, el número ‘3’ del Barça. Para que pudiese despedirse de su casa con gol, pero el central pronto se negó a chutar la pena máxima indicándole al polaco que debía ser él quien lo tirase. Dicho y hecho. El delantero colocó el balón y se encaminó a disparar con alguna que otra ‘paradinha’. Con la mala suerte de que el palo izquierdo de la portería de Fernando terminó escupiendo su disparo.
A partir de ahí, el cancerbero del Almería se convirtió en el sostén absoluto de su equipo, cuyo empaque en defensa fue más que notable. Hasta siete paradas realizó el guardameta solo en la primera parte para impedir el tanto que adelantase a los azulgrana. Y otras tantas acciones defensivas importantes protagonizó la zaga andaluza en el último instante para evitar el remate cómodo de los atacantes culés.
El más destacado de los delanteros del Barça en los primeros 45 minutos fue Ferran Torres. Que aprovechó muy bien la titularidad y dejó el terreno de juego muy enfadado cuando fue sustituido por Ansu Fati ya en el segundo tiempo. La primera que tuvo el extremo izquierdo la quiso poner cruzada, pero Kaiky estuvo rápido para sacarla cuando el Camp Nou casi celebraba el gol.
Tampoco tuvo suerte en la segunda, que llegó tras una gran jugada individual de Jordi Alba. El lateral se encaminó decidido al área almeriense y remató con dureza la pelota después de que Pedri sacase en corto una falta lateral.
Fernando puso las manos y rechazó el esférico, que fue a parar a las botas del valenciano. Con mucho veneno, Torres remató con la intención de poner el cuero en la escuadra izquierda, pero terminó impactando en el exterior de la portería.
Su conexión con Lewandowski, que promete muchas alegrías en la ciudad condal. También generó otras dos oportunidades claras de gol. La primera, le dejó en la posición perfecta para que se internase solo por el costado izquierdo en el área. Intentó picarla sobre el guardameta del Almería, pero no pudo superarle. En la siguiente, el Barça tuvo la oportunidad de marcharse al descanso por delante en el marcador.
El polaco envió un balón por alto a Ferran, que terminó cediendo de cabeza para que Dembélé rematase a placer con la portería prácticamente vacía y convirtiese el primer tanto de la noche. De nuevo se interpuso en su camino Fernando, casi imbatible este sábado.
Mientras, el Almería tuvo dos buenas ocasiones de marcar en feudo culé. Pero Ter Stegen también quiso ponerse la capa de héroe de su equipo después de que Ramazani se plantase solo en un uno contra uno. Remató a la derecha del alemán, que le cerró la puerta.
La heroicidad del portero del conjunto andaluz terminó cuando apenas comenzaba la segunda parte. Con un balón en largo de Frenkie De Jong para el delantero francés, que no desaprovechó la ocasión. En una gran acción individual dejó por el camino hasta tres defensas y remató al palo largo, ante lo que nada pudo hacer el guardameta.
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Así abrió la lata el Barça, para el que conseguir el segundo fue mucho más fácil. El asistente del primero no perdonó cuando se le presentó la oportunidad. Tras un chut de Ansu Fati en la primera bola que tocaba tras saltar al terreno de juego después de un centro medidísimo de Jordi Alba que despejó Fernando. Pasador y goleador, De Jong coronó su partido siendo nombrado mejor jugador del partido.
Con el 2-0 en el marcador fueron transcurriendo los minutos, con la sensación en el Camp Nou de que el gran final de Piqué se acercaba. Llegó cuando estaba a punto de cumplirse el minuto 82, después de que Xavi llamase a Christensen y pidiese el cambio.
El colegiado dio paso a la sustitución y entonces compañeros y rivales se rindieron a uno de los mejores centrales españoles de la historia. Todos y cada uno de los jugadores del Barça se acercaron para abrazar al ‘3’. Que contuvo las lágrimas como pudo al echar a andar hacia el banquillo mientras decía adiós con ambas manos a su afición.
A su llegada al área técnica, Piqué y Xavi dejaron una imagen que rompió el corazón del fútbol español. El técnico, con los ojos empañados por las lágrimas a punto de caer, abrazó al defensa, que también se acercó a todos los miembros del cuerpo técnico y a los futbolistas del banquillo y la grada.
Con la marcha del catalán murió el partido, que se alargó hasta el minuto 95. El pitido final abrió el camino a la fiesta de despedida de Piqué, que terminó manteado por sus compañeros al cielo de Barcelona y dio una vuelta de honor ovacionado por el público.
No quiso irse sin dedicar unas palabras a su afición: «A veces querer es dejar marchar», confesó antes de romperse. Pero sobre todo, antes de prometer su regreso. «Estoy seguro de que en un futuro volveré», porque «nací aquí y moriré aquí», acabó para decir adiós al club de su vida.
Con información de 20 minutos
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