Crónica de los Globos de Oro 2023: Spielberg recupera su corona 

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Foto: Cortesía

Los Globos de Oro 2023. En la jerga de los guionistas existe un término conocido como «lampshading» (en español, la pantalla de una lámpara) que consiste en señalar una carencia para así desactivar su reprobación. 

Sirva como ejemplo para ilustrarlo la frase «Estoy aquí por ser negro» que ha usado el cómico afroamericano Jerrod Carmichael para iniciar su presentación de la 80ª edición de los Globos de Oro. Que nos dejaron este palmarés de cine y este palmarés de series.

En esa estrategia de indicar lo evidente podemos resumir el limbo de ostracismo al que la industria sometió a los premios de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA).

El año pasado por su notoria falta de diversidad y más que evidentes problemillas de ética. En 2023 la consigna era dar el tema por zanjado y así fue. La autoproclamada ‘antesala de los Oscar’ tuvo una gala de vuelta a la normalidad tan deslucida como estamos acostumbrados a que sean las ceremonias de entrega de premios de cine en nuestros días.

Aunque una considerable cantidad de estrellas decidieron significar con su presencia el perdón a la HFPA. Estos fueron unos Globos de Oro marcados por ausencias sonadas de muchos ganadores: Cate Blanchett, Zendaya, Amanda Seyfried, Kevin Costner… Ninguno de ellos estuvo presente para recoger sus respectivos premios. Todos con excusas profesionales o meteorológicas (hilarante la explicación de Regina Hall sobre esto último). Pero no cuesta leer la declaración de intenciones.

La actriz australiana derrochó simpatía (y elegancia) en su paso por la alfombra roja.

No todo se arregla con hacer un chiste sobre los tres Globos de Oro que devolvió Tom Cruise el año pasado. Brendan Fraser, víctima violentada en el pasado, cumplió con su palabra y no fue a la gala. No hubo necesidad de abordar el tema porque los movimientos de cadera de Austin Butler en Elvis fueron los ganadores en la categoría donde competía el actor de La ballena. 

Una derrota tan sonada como la de Ana de Armas, cuya Marilyn Monroe de Blonde no pudo con el huracán de Blanchett en TÁR. ¿Peligra el que se lleva dando como Oscar seguro desde hace años?

Todos contentos, que no ha pasado nada

Durante toda la gala se notó el deseo de contentar a todo quien quisiera verse reconocido. Premios repartidos entre casi cada título con posibles dejaron en agua de borrajas los alegres triunfos de Michelle Yeoh Ke Huy Quan para Todo a la vez en todas partes o la sorpresa de Steven Spielberg al verse de repente con los premios gordos de la noche. Mejor dirección y mejor película dramática para Los Fabelman. 

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Si hay que elegir una triunfadora, esa es Almas en pena de Inisherin. Con sus tres premios gordos (mejor comedia, mejor guion y mejor Colin Farrell… perdón, mejor actor para Colin Farrell).

La película de Martin McDonagh sale reforzada como apisonadora para los Oscar. Y Farrell, como un seductor consumado. De la platea, de sus compañeros y hasta de Ana de Armas, que no ganó el Globo de Oro pero se llevó el elogio del actor en directo. Eso te tiene que hacer ganar votos entre los académicos seguro.

Los premios para las series también fueron tediosamente distribuidos. Aunque Colegio Abbott se impuso con contundencia a las elecciones que habrían entusiasmado a internet (lo sentimos, fans de Jenna Ortega Selena Gomez). 

Menos mal que, a pesar de esa irregularidad que tampoco se cuestiona de considerar a The White Lotus una miniserie. Gracias a que Jennifer Coolidge retomó a su personaje pudimos disfrutar de la actriz dos veces sobre el escenario. Primero entregando un premio que llamó Oscar, después recogiendo su Globo de Oro.

Fue un pequeño respiro entre discursos de agradecimiento leídos de móviles esquivando notificaciones de WhatsApp. Una intervención en vídeo del presidente ucraniano Volodímir Zelenski presentada por Sean Penn que denotaba más peaje maquillado de cara a la galería que un compromiso de cualquier tipo, presentaciones deslucidas y una sensación constante de que el piano acortaba discursos pero los premios no se acababan. Hasta Ricardo Darín tuvo que ser escueto agradeciendo el de Argentina, 1985.

Desde que Guillermo del Toro subió a por el premio de su Pinocho y comentó la ebriedad de la sala hasta que Mike White hizo lo mismo al recoger el de The White Lotus. Diciendo que hacía rato que solo se servían copas pasaron horas que llevaban a implorar por una elipsis como la que nos permitió ver a dos Rhaenyras abrazadas sobre el escenario (Emma D’Arcy Milly Alcock). Con el premio para La casa del dragón.

Fue otro rey, a quien una vez se consideró el Midas de Hollywood, quien salió del Beverly Hilton ‘coronao’. Steven Spielberg se llevó dos Globos de Oro, agradecimientos públicos desde el escenario (hasta se bromeó con que es el único capaz de llevar por la buena senda a Kanye West). Y un reconocimiento que a estas alturas de su carrera ya parecía ajeno a él. ¿O no tanto? El año pasado, su West Side Story ganó el Globo de Oro de mejor musical. Pero nadie hizo caso a los premios porque era lo que tocaba.

Con información de 20 minutos

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