Turquía activa la alerta de tsunami tras el terremoto de magnitud 6.4

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Foto: Cortesía

Un terremoto de magnitud 6.4 en la escala de Richter ha sacudido este lunes el sur de Turquía, cerca de la costa del Mediterráneo. Esto se produce justo dos semanas después de los dos seísmos de 7,8 y 7,7, que causaron enormes daños tanto en el país como en Siria y que se han cobrado la vida de más de 40.000 personas.

El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) ha registrado el temblor a tres kilómetros de la ciudad de Uzunbag, en la provincia de Hatay, a las 18.04 horas, la misma hora en la España peninsular. Esa provincia ya fue una de las más afectadas por los seísmos del 6 de febrero.

Ante este nuevo terremoto, que se sintió también en los países vecinos. AFAD ha pedido a los ciudadanos que se mantengan alejados de la costa «como medida de precaución ante el riesgo de una subida del nivel del mar de hasta 50 centímetros«. Esta agencia turca para la gestión de desastres y emergencias habla de una segunda réplica de magnitud 5,8 con epicentro en Samandag.

No se dispone aún de datos sobre posibles nuevos daños o víctimas. Pero numerosos reporteros presentes en Antioquía informaron de que el temblor provocó pánico en los supervivientes alojados en tiendas de campaña. Al menos un edificio ya a medio colapsar se desplomó entero y cascotes de otros dañaron coches aparcados, informa la cadena NTV.

ERA TERRIBLE, NOS HAN CAÍDO ENCIMA VENTANAS ROTAS. TODO EL MUNDO HA SALIDO DE LAS TIENDAS CON PÁNICO. CON LA OSCURIDAD NO SE PUEDE VER TODAVÍA QUÉ HA PASADO

Ahmet Ovgun Ercan, un prestigioso geofísico de la Universidad Técnica de Estambul, aseguró a la emisora HalkTV que este sismo. Al que calculó una duración de 17 segundos, es un fenómeno normal y anticipó que algunos edificios ya dañados se habrán desplomado.

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Desde el terremoto de hace quince días, ninguno de los edificios en Antioquía es aún habitable. Pero hay equipos de trabajo de desescombro que pueden haber sido atrapados por algún desplome. Muchos supervivientes tienen además el hábito de reunirse alrededor de fogatas ante los edificios derrumbados para ayudar en la identificación de cadáveres. Y pueden estar en riesgo si se cae algún bloque vecino que todavía quede en pie.

«Era terrible, nos han caído encima ventanas rotas. Todo el mundo ha salido de las tiendas con pánico. Con la oscuridad no se puede ver todavía qué ha pasado», dijo a Efe por teléfono Ugur Sahin, un reportero del diario BirGün.

Con información de 20 minutos

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