Una de las dudas habituales en las personas que han superado un infarto de miocardio es cuándo podrán retomar la actividad sexual o si hacerlo puede suponer un riesgo. Sin embargo, muchos no se atreven a plantear estas preguntas a su médico. Presentamos algunas respuestas.
Un infarto de miocardio implica la lesión de una parte del músculo cardiaco por falta de riego sanguíneo. Ocurre cuando se obstruye, de manera brusca, alguna de las arterias que irrigan el corazón y la falta de riego se prolonga durante el tiempo suficiente como para causar una lesión o incluso la muerte del tejido. Algo que puede incidir en las relaciones sexuales.
Después de un infarto, “poder volver a realizar vida normal dependerá de varios factores, como el estado físico de la persona antes del infarto, de la magnitud del territorio afectado o de las complicaciones asociadas”, señala el doctor David Baulenas.
Rehabilitación para el corazón
El facultativo subraya que, como todos los músculos, “este también se entrena. Ante un infarto es muy importante, una vez se ha salido de la fase aguda, plantearse su rehabilitación”.
Los programas de rehabilitación cardiovascular se estructuran en tres fases, según explican los especialistas de la Fundación Española del Corazón.
- Primera fase: el tiempo que el paciente permanece en el hospital.
- Segunda fase: comienza tras recibir el alta y es cuando el paciente se integra activamente en un programa multidisciplinar que incluye “entrenamiento físico supervisado, actuaciones psicológicas, consejos sobre alimentación, control de factores de riesgo, programa educativo y optimización del tratamiento farmacológico”, detallan.
- Tercera fase: comienza con el alta de la anterior pero no termina, ya que el paciente deberá continuar practicando durante el resto de su vida todas las recomendaciones que ha recibido, entre ellas, no fumar, hacer ejercicio y llevar una dieta adecuada.
Una de las dudas más frecuentes entre las personas que han superado un infarto es si podrán tener relaciones sexuales con normalidad.
“La respuesta tiene matices, pero la mayoría de las veces es afirmativa”, indican los expertos de la Fundación Española del Corazón.
EFE/Ángel Medina G.
Las relaciones sexuales, un esfuerzo moderado
En este sentido, aclaran que el esfuerzo cardiovascular que requiere la actividad sexual equivale a tareas cotidianas como subir dos pisos de escaleras.
“De hecho, el esfuerzo físico que precisa la actividad sexual se podría calificar de moderado, lo que en principio no traería ninguna complicación. Por eso, aquellos pacientes que han sufrido una cardiopatía isquémica, pueden tener relaciones sexuales con normalidad una vez que han sido dados de alta del episodio agudo, si no tienen problemas para realizar tareas como esa”, precisan.
Estos datos proceden de una investigación realizada en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
José Luis Palma Gámiz, investigador principal de este proyecto y vicepresidente de la Fundación Española del Corazón, detalla que las mediciones sobre la carga energética que produce un coito se llevaron a cabo en pacientes con infarto no complicado de diez días de evolución a los que se implantó un holter de 24 horas.
Un holter es un aparato que tiene aproximadamente el tamaño de un teléfono móvil y que va conectado a varios electrodos que se colocan sobre el tórax del paciente. Este dispositivo registra y almacena el electrocardiograma del paciente.
Sin embargo, las relaciones sexuales con una pareja no habitual puede aumentar de manera considerable la carga emocional y consecuentemente la energética, lo que hace subir la presión arterial, la frecuencia cardiaca y, por tanto, el consumo miocárdico de oxígeno.
Otras consecuencias del infarto
En cualquier caso, los especialistas de la Fundación Española del Corazón señalan que el desgaste energético de la prueba de esfuerzo que se le hace al paciente cardiaco tras sufrir un infarto para medir el estado del corazón es superior al de la práctica sexual.
La situación es distinta en caso de que haya “problemas de erección o frigidez tras pasar por un evento cardiaco. Ambos pueden estar motivados por el tipo de tratamiento farmacológico o por la descompensación psicológica provocada por la enfermedad cardiaca. De hecho, pueden provocar síntomas de depresión susceptibles de ser tratados por un psicólogo”, subrayan.
Los varones con disfunción eréctil no deben automedicarse con fármacos como Viagra, Cialis o similares, mucho menos si han sufrido un infarto de miocardio. Para hacer frente a este trastorno deben consultar con su médico, que les recomendará el tratamiento más adecuado y seguro, indican desde la fundación.
Preguntar al médico
No obstante, según los datos recogidos en el estudio IMJOVEN, dirigido por los doctores Harlan M. Krumholz en Estados Unidos y Héctor Bueno en España, tanto médicos como pacientes hablan con poca frecuencia de las relaciones sexuales tras un infarto.
En este sentido, la Sociedad Española de Cardiología pide a los cardiólogos que incluyan recomendaciones sobre la actividad sexual en sus conversaciones con los pacientes antes de entregarles el alta hospitalaria. De esta manera se fomenta que los pacientes se animen a preguntar sus dudas.
Asimismo, la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) afirma que no hay que ser tímidos a la hora de entablar una conversación con el médico sobre la enfermedad cardiaca y la vida sexual.
“Las indicaciones de las guías de práctica clínica indican que, salvo en infartos complicados o en los pocos casos en los que persistan síntomas importantes después del evento cardiovascular, es recomendable retomar una vida normal. Por esta razón, mantener la actividad sexual es un factor esencial en la recuperación del cardiópata”, subrayan los especialistas de la Fundación Española del Corazón.
Vía – EFE