Al menos cinco personas murieron este sábado a manos de un hombre que disparó al azar contra automovilistas en Odessa, Texas, que fue abatido a tiros por la policía.
El incidente tiene lugar menos de un mes después de los tiroteos de El Paso, también en este estado del sur de Estados Unidos, y de Dayton, Ohio, que entre ambos dejaron 31 muertos.
«Tenemos al menos 21 víctimas, 21 víctimas de disparos y al menos cinco muertos en este momento», dijo a los periodistas Michael Gerke, jefe de la policía de la pequeña ciudad de Odessa, en el oeste de Texas.
No quedó claro si la cifra de «21 víctimas» alude solo a los heridos o si también incluye a los fallecidos.
Tres policías figuran entre los heridos en el incidente, que comenzó con un control de tráfico, agregó.
El sospechoso fue ultimado en un intercambio de disparos con los uniformados.
La policía de esta pequeña ciudad de unos 100.000 habitantes había informado previamente que «un individuo (posiblemente 2) está desplazándose por Odessa disparando a personas al azar».
En ese momento indicó que «el sospechoso recién secuestró un camión de transporte del correo de Estados Unidos» e instó a la población a alejarse de las calles y ser extremadamente cautos.
Algunos de los disparos se realizaron desde la autopista Interestatal 20, que une a Odessa con la vecina Midland, dejando autos agujerados por las balas.
– Epidemia –
El presidente Donald Trump dijo haber sido informado de los hechos por el fiscal general William Barr, y agregó que «el FBI (Buró Federal de Investigaciones) y las autoridades policiales están totalmente comprometidas».
El tiroteo se produjo menos de un mes después de que un atacante ultimara a tiros a 22 personas en la ciudad texana de El Paso, en la frontera con México, unos 480 km al oeste de Odessa.
Ese tiroteo se produjo en un supermercado Walmart, con varias víctimas de origen mexicano. El atacante, el texano Patrick Crusius, de 21 años, dijo a la policía que su objetivo era abatir mexicanos, según el acta de su arresto divulgada por la prensa.
Muchos han acusado a la retórica anti-inmigrante de Trump de fomentar el odio y el racismo.
La tragedia de El Paso se produjo horas antes de que un hombre abriera fuego en un concurrido barrio de Dayton, Ohio, dejando nueve muertos.
Estos tiroteos renovaron los llamados a aumentar los controles legislativos al acceso de la ciudadanía a las armas de fuego, cuya posesión garantiza la constitución de Estados Unidos.
En 2017, se registraron casi 40.000 muertes vinculadas a las armas de fuego.
«Tengo el corazón roto, siento náuseas y estoy enojado. Semanas después del horror en El Paso, otra comunidad de Texas ha sido aterrorizada por la violencia de las armas. Suficiente. Debemos poner fin a esta epidemia», escribió en su cuenta de Twitter el senador y exvicepresidente Joe Biden, el favorito en la carrera por la candidatura demócrata para las elecciones de 2020.
«Debemos poner fin a esta epidemia», reaccionó también en esa red social el excongresista de Texas Beto O’Rourke, otro aspirante a la candidatura presidencial del Partido Demócrata.
Expresó su solidaridad con «todos en el oeste de Texas que han tenido que volver a pasar por esto».