La Liga quedó lista. Anoche se impuso 3-1 a Jicaral con tantos de Marco Ureña, Bernald Alfaro y Ariel Lassiter, lo que le da motivación extra para la semifinal del fin de semana. En el conjunto de la Península descontó Walter Chévez.
Jicaral llegó a la casa rojinegra a hacer lo que acostumbra la gran mayoría de equipos en ese escenario: encerrarse. Los manudos sabían de antemano que esto podía pasar, por lo que era necesario doblar esfuerzos para romper el cerco defensivo.
Muy rápido, en tan solo 7 minutos de juego, los liguistas se adelantaron en el marcador. Marco Ureña sacó un remate a marco, el portero repelió, Allen Guevara controló por la derecha, cruzó el esférico hasta el otro costado, Cristopher Meneses centró al corazón del área y Ureña la pegó de una para abombar los mecates.
A partir de ese momento los locales dominaron las acciones, lo hacían a su antojo, pero cada vez que llegaban a la zona de peligro las opciones se esfumaban, ya que era complicado penetrar el bloque que plantó el cuadro jicaraleño.
Los dirigidos por Jeaustin Campos tenían muy claro su papel: defender bien y esperar a ver qué lograban sacar en ofensiva. La suerte los acompañó porque al minuto 31 el réferi central pitó penal en una acción muy ajustada que no parecía pena máxima.
El zaguero Henry Figueroa disputó el balón ante Javier Camareno, hubo un contacto entre ambos y el silbatero no dudó en señalar el manchón blanco. Desde los once pasos apareció el experimentado Walter Chévez, quien con un remate potente y colocado puso el 1-1.
Alajuelense necesitaba ganar por dos razones. La primera de ellas para ganar confianza de cara a la fase trascendental del torneo, donde debe llegar con la moral al tope, ya que eso es fundamental para buscar el título.
La otra por hacer respetar su patio. Mucho se ha dicho que el conjunto rojinegro no le saca máximo provecho a la localía, por lo que este era un buen momento para cosechar los 3 puntos y empezar a ahuyentar fantasmas.
La táctica fija deparó el segundo tanto de los manudos. Al 51’ Marco Ureña iba encarrerado a la portería rival, lo derribaron cerca del área, Bernald Alfaro tomó la redonda, la colocó y se acomodó.
Sacó un disparo elegante, de esos que son imparables, el balón picó antes de que el portero pudiera interceptarlo y se fue al fondo de la cabaña.
El segundo tiempo fue más de lo mismo. La Liga dominó, manejó los hilos del cotejo, controló sin ningún problema, mientras que Jicaral solo aguantaba los embates con el fin de cerrar filas y no permitir más anotaciones, pero no lo logró, ya que en la agonía del cotejo Lassiter sentenció el 3-1.