El “ensayo y error” marcan al gobierno de Rodrigo Chaves a casi dos meses de iniciado su mandato y en los cuales comienza a notarse. También que prefiere no involucrar mucho al Congreso en su gestión.
El politólogo Gustavo Araya, de la Universidad de Costa Rica (UCR), sostiene que la evidente incapacidad de conducción. Así como la ausencia de una estrategia política y la falta de capacidad real en la Asamblea Legislativa, han conducido a gobernar “más por ensayo y error”.
Carecen de capacidad real en la Asamblea Legislativa, merced, entre otras cosas, al tamaño de la fracción oficialista (10 de las 57 curules). Por lo tanto, se nota que hay un gobierno más por “ensayo y error”, por el claro desconocimiento de la función pública.
Según el analista, ambos factores (el tamaño de la bancada legislativa del partido de gobierno y la falta de conocimiento de la función pública). Han llevado a la administración de Chaves a tratar de gestionar sin el concurso del Congreso por una especie de “necesidad”.
Han tratado de recargar el trabajo en el ejercicio que se hace desde el Poder Ejecutivo para poder tener control de la agenda nacional. Para ello han contado con el apoyo de ciertos sectores no políticos, de sectores empresariales y de alguna parte del sector sindical.
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Ejemplos
Uno de los ejemplos más claros de gobernar por “ensayo y error” fue el anuncio que hizo Chaves el propio día de su toma de posesión. El pasado 8 de mayo, de eliminar la vacunación obligatoria contra el Covid-19 sin contar con el criterio técnico de la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología.
Fue, además, una de las primeras acciones de un estilo presidencial que busca imponerse sin tomar en cuenta otras voces.
Otro caso fue el anuncio del proyecto de ley para incentivar las denuncias contra la corrupción en la función pública. No solo ya existe normativa en esa materia. Sino que la recompensa económica que ofreció Chaves en su campaña no fue incluida en el texto que envió al Congreso.
¿Se unirá a esos ejemplos el cuestionado decreto mediante el cual el Presidente ordenó aumentar en casi un 100% los salarios de sus ministros y viceministros? La respuesta depende del criterio jurídico que la Procuraduría General de la República (PGR) enviará a la diputada Paulina Ramírez, del Partido Liberación Nacional (PLN). Quien sostiene que la medida podría ser contraria al bloque de legalidad.
Chaves firmó este decreto, a pesar de las advertencias de que podría violentar lo dispuesto por la regla fiscal creada por la Asamblea Legislativa, en 2018. En la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.
Con esta última decisión no solo desoyó las voces de la oposición. Sino que retrata, una vez más, ese estilo de resolver por medio de decretos del Poder Ejecutivo. Y si la PGR se pronuncia a favor de la tesis de la legisladora Ramírez. Será otro ejemplo más de lo que el politólogo Gustavo Araya llama “gobernar por ensayo y error”.
¿Gobernar solo?
Otro analista, Sergio Araya, coordinador de proyectos del Área Política para Costa Rica de la Fundación Konrad Adenauer, recuerda que desde su campaña Chaves expresó cierta preocupación de gobernar sin una representación fuerte en el Parlamento. Como finalmente ocurrió cuando el oficialista Partido Progreso Social Democrático (PPSD) solo obtuvo 10 curules.
Frente a esa realidad, el politólogo explica que solo quedan dos caminos: 1) una negociación permanente con las distintas fuerzas políticas del Congreso y 2). Buscar los mecanismos que permita la misma institucionalidad para hacer expedito el proceso de toma de decisiones. Y que no necesariamente involucran el actuar de la Asamblea Legislativa.
Pareciera, por lo observado en estos primeros meses de esta administración. Que esta segunda fórmula es la que tiene prioridad en la gestión de la actual administración.
Esa alternativa, según manifiesta Sergio Araya, podría tener resultados concretos si el desempeño del gobierno es óptimo. Pero podría carecer de sostenibilidad en el largo plazo.
Además, hay temas que, por su naturaleza, no pueden evadir el actuar legislativo. Si esa situación persiste, podría generar un nivel de resistencia en esta última instancia (la Asamblea Legislativa); que dificulte la construcción de acuerdos en temas que, inevitablemente, tienen que pasar por la corriente parlamentaria.
Dos ejemplos de desligarse de la Asamblea Legislativa para administrar ocurrieron en los últimos días.
El 23 de junio pasado, el mandatario firmó un decreto que afloja el cumplimiento de la regla fiscal. Que consiste en un tope al crecimiento del gasto público, sin tomar en cuenta la opinión de los diputados de oposición.
Casi simultáneamente, su ministro de Hacienda, Nogui Acosta, reconoció que el segundo presupuesto extraordinario de la República 2022. En discusión en la Comisión de Asuntos Hacendarios del Congreso, incluye una propuesta para que el Gobierno pueda hacer traslados presupuestarios entre partidas de un mismo ministerio por medio de decretos. Es decir, sin la autorización y el control de la Asamblea Legislativa.
Pocas iniciativas
Ese proyecto de presupuesto es una de las pocas iniciativas con firma propia que esta administración ha presentado en este periodo de sesiones extraordinarias. En la cual el control de la agenda legislativa la tiene el Poder Ejecutivo.
El grueso del resto de los proyectos convocados por la Casa Presidencial son iniciativas de poca relevancia y casi todas heredadas. Es decir, la agenda carece de peso y no refleja el norte de la administración.
Son varios los legisladores de oposición que sospechan que esa agenda sin proyectos robustos es intencional y pareciera ser un mensaje político de que el gobierno de Chaves no los necesita en su gestión.
Así lo expresó la jefa de la fracción parlamentaria del PLN el pasado 23 de junio: “Mejor dicho: no los necesito (a los diputados). Llegará el momento en que ustedes deberán aprobar presupuestos y demás. Pero creo que las acciones que se han tenido por parte del Ejecutivo van más en esa línea de promover por decretos”.
Con información de Cr Hoy
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