El lanzador venezolano Aníbal Sánchez no acapara la atención de las grandes figuras ni tampoco tiene los mismos contratos multimillonarios, pero se ha convertido en el símbolo de la superación que hizo posible no solo recuperar su condición de abridor ganador sino recibir el honor de abrir el Juego 3 de la Serie Mundial con los Nacionales de Washington.
Sánchez, de 35 años, natural de Maracaibo, no tiene interés por ser el centro de atención, le basta con hacer bien las cosas en el montículo, y ser feliz consigo mismo, de ahí que tampoco tiene problemas con no haber lanzado todavía en la Serie Mundial y mucho menos que el presidente Donald Trump pueda estar presente en alguno de los partidos.
Vía´- AFP