Dos homicidios ocurridos en menos de 24 horas reactivaron el temor entre los vecinos de El Roble de Puntarenas, el distrito que registra más crímenes en lo que va del presente año.
Los últimos incidentes se registraron en los barrios El Chagüite y La Reseda, con lo cual la cifra de asesinatos sucedidos en esa comunidad en el 2021 asciende a 14, o sea, un promedio de dos al mes.
El distrito colindante de Chacarita, ocupa la segunda posición con 11 homicidios. Dichos registros, sumados a los de Barranca (seis crímenes), colocan al cantón Central de Puntarenas como el más violento del país.
De hecho, de los 37 asesinados perpetrados hasta ahora en ese cantón, un total de 29 (78,37%) han ocurrido en esos tres distritos.
La Fuerza Pública reforzó la vigilancia, desde inicios de este año, para tratar de controlar la delincuencia en esa zona del Pacífico. Aún así, los hechos de sangre no se detienen.
El pasado lunes, al filo de la medianoche, fue asesinado Jeramy Scott Murillo Reyes, de 38 años, quien recibió al menos tres impactos de bala frente a su casa en El Chagüite.
El sujeto, quien había vivido en Llorente de Flores, Heredia, y luego en Puntarenas, era comerciante y padre de dos hijos.
Murillo había descontado una pena de cinco años dictada el 8 de abril del 2011 por el Tribunal Penal de Flagrancia de Puntarenas, según consta en la sentencia N° 44-O-2011.
Otro homicidio ocurrió la noche de este martes, a solo 500 metros de donde ultimaron el lunes a Murillo.
El incidente se suscitó en barrio La Reseda de El Roble. El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) identificó a a víctima como Luis Carlos Cascante Hernández, de 18 años, oriundo de San José y vecino de El Roble.
Cascante fue perseguido por un vecino, quién le disparó en al menos tres ocasiones dejándolo tendido en la acera, a unos 75 metros de donde vivía.
El sospechoso, a quien el OIJ le pisa los talones, se dio a la fuga por un cañal cercano después de matar al joven.
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La Cruz Roja fue alertada del tiroteo. Al llegar al sitio, declaró a Cascante sin signos de vida y dejó la escena en manos de la Fuerza Pública, que custodió el sitio hasta que agentes del OIJ levantaron el cuerpo.
Aunque la Policía realizó recorridos por los cañales cercanos para tratar de dar con el paradero del sospechoso, no pudo encontrarlo. El motivo aparente del asesinato serían problemas personales.
Mientras se atendía esta escena, la Fuerza Pública fue alertada de otro tiroteo en Barranca, a escasos tres kilómetros de donde estaban. Ahí hubo un herido de bala, cuya identidad no trascendió.
Fuente: La Nación
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