El origen del cáncer infantil es desconocido y según los expertos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) tampoco puede hablarse de prevención, ya que puede presentarse incluso en niños menores de un año.
Eso sí, resaltaron la importancia de una detección temprana. La Dra. María Soto, jefa del departamento de Hemato-Oncología del Hospital Nacional de Niños (HNN), mencionó los 3 tipos de cáncer más frecuentes que representan cerca del 60 % de la atención total de los pacientes pediátricos:
Leucemias: representan entre un 40% y un 50% de todos los tipos de cáncer infantil.
Tumores del sistema nervioso central (tumores cerebrales): representan cerca del 15% de todos los tumores.
Linfomas: son los tumores del sistema linfático y representan entre un 7% y un 8%.
Además, hay otros tipos de tumores menos frecuentes, como los oculares, los hepáticos, los germinales y los óseos.
De acuerdo con la doctora, el cáncer no se puede prevenir en niños, por lo que la clave es diagnosticarlo temprano para mejorar las opciones de tratamiento y aumentar la posibilidad de sobrevida del paciente.
La causa fundamental del cáncer en los niños no se conoce. Sin embargo, se cree que puede haber algún tipo de trastorno o alteración genética que activa células llamadas protooncogenes, que normalmente están inactivas. Por un mecanismo aún no identificado, estas células se activan y generan la patología posteriormente, señaló la especialista.
La doctora Soto enfatizó en la importancia de estar atentos a los signos y síntomas de alarma que podrían hacer sospechar a los médicos de la presencia de cáncer infantil.
En el caso de las leucemias y los linfomas, algunos signos de alerta son:
Palidez, pérdida de peso, cansancio y falta de apetito.
Moretones en sitios inusuales.
Sangrados en las encías, la orina o las heces.
Fiebre persistente (más de dos semanas de evolución sin un foco infeccioso claro).
Sudoración profusa, especialmente nocturna, que empapa la ropa y la cama.
Crecimiento de ganglios (agallones) en el cuello, el espacio supraesternal, las axilas y las ingles.
Cuando se trata de tumores o crecimientos anormales en órganos como el estómago, el riñón, el hígado, el bazo o el intestino, puede presentarse un abultamiento en el abdomen.
En los tumores del sistema nervioso central o cerebrales, los síntomas pueden ser:
Dolor de cabeza persistente que empeora con el tiempo y se acentúa en la noche.
Vómitos en proyectil, especialmente en la mañana.
Alteraciones motoras, como pérdida de habilidades adquiridas (gatear, caminar) o movimientos anormales.
Convulsiones sin una causa aparente.
En los tumores óseos, el principal síntoma es el dolor en los huesos que persiste en el tiempo. La doctora Soto explicó que existen dolores normales del crecimiento, que suelen aparecer en la infancia tardía, pero desaparecen con el reposo o el masaje.
En cambio, el dolor óseo asociado con el cáncer es persistente, puede afectar distintas partes del cuerpo (brazos, espalda, cervicales) y es migratorio, es decir, un día duele una pierna y otro día un brazo.
En los tumores oculares, un signo frecuente es la mancha blanca en el ojo. Puede detectarse en edades tempranas al tomar una fotografía, donde en lugar del reflejo rojo normal, se observa una mancha blanca, indicativa de retinoblastoma o cáncer ocular.
Informaciòn: crhoy.com
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