Banda acusada de matar a William Creighton habría pagado $10 mil para enterrarlo.
La banda sospechosa del secuestro de William Sean Creighton Kopko habría pagado $10.000 para enterrar; y tratar de desaparecer el cuerpo de la víctima.
Al tipo de cambio actual serían unos ¢6,4 millones.
Así quedó escrito en una libreta que le decomisaron al líder del ataque; un pizzero que también era bachiller de Derecho y de apellidos Morales Vega.
Esto lo expuso Steven Sánchez, encargado de la investigación del secuestro; quien continúo dando detalles en los Tribunales de Goicoechea de este caso ocurrido el 24 de setiembre del 2018; cuando desapareció Tony, como le decían de cariño a Creighton.
Los apuntes estaban hechos a mano y señalaban varios correos electrónicos junto con una gran números y letras; que serían cuentas bancarias, teléfonos, claves y los supuestos pagos.
Sánchez mencionó un folio que decía la fecha del secuestro y en la cual hacían referencia a tres pagos para un total de 148,39 BTC; estas sílabas significan bitcoins.
“Se destacó que se hizo un pago de $10.000 por concepto ‘Entier’ que podríamos creer que se trataba de la palabra entierro”; aseguró el agente.
Este dato se convirtió aún más relevante para las autoridades por lo ocurrido el 11 de enero del 2019; cuando salen a la luz las detenciones de los sospechosos y seguidamente llegan informaciones confidenciales sobre el sitio en el que podía estar el cadáver de la víctima.
Banda acusada de matar a William Creighton
Las llamadas señalaban que estaba en un cementerio en Puntarenas, razón por la que los investigadores visitaron cementerios en Jacó, Parrita; Quepos y constataron que los cementerios carecían de controles rigurosos para actos fúnebres y además que el de Quepos pasaba abierto.
“Luego se recibió un correo de un agente de Crimen Organizado quien mencionó que una informante tenía un conocido a quien el líder de esta banda, Morales Vega; había intentado matar o atentar en contra de su vida, ya que este amigo sabía donde se encontraba enterrado el cuerpo del ofendido”, afirmó Sánchez.
Cuando el agente dio este dato, otra de las sospechosas de apellido Solís Chaves, novia del líder; movió la cabeza en negación, hecho que quedó grabado en la sala de juicio.
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El cuerpo de Tony fue encontrado hasta el 5 de setiembre del 2019, un día después de que investigadores privados contratados por la familia de la víctima obtuviera el dato exacto; estaba en el nicho 1014 del cementerio de Quepos.
Lo sepultaron sin el permiso del dueño y cuando una jueza dio la orden para exhumarlo vieron que había un ataúd de madera color vino oscuro; con un crucifijo en la parte superior y tenía la mano izquierda afuera del ataúd.
“El cuerpo de William Creighton estaba en estado de putrefacción, vestía una camisa deportiva marca Nike y una pantaloneta negra; ropa que coincide con la que utilizaba el ofendido el 24 de setiembre del 2018, antes de ser secuestrado”, detalló el investigador.
Los registros dentales de William Sean Creighton fueron comparados por un odontólogo forense los cuales concluyeron que coincidían.
Además, en Bioquímica Forense mandaron a sacar sangre de los dos hijos de Creighton, unos niños y de la madre de los menores; Laura Varela (esposa de la víctima), para compararlos con el ADN del fémur del cuerpo hallado.
“El resultado confirmó que el cuerpo efectivamente correspondía al padre de ambos menores de edad”, señaló el agente.
Concluyó diciendo que debido a que el cuerpo estaba en estado de putrefacción la autopsia no logró determinar la causa de la muerte.
“Sin embargo, sí se determinó que la manera de muerte fue homicidio, desde el punto de vista médico legal; debido a la forma en la que se realizó el secuestro y en cómo se encontró el cuerpo”, explicó.
Además del líder, son acusados por estos hechos la mamá de él, de apellidos Vega Aguirre; la abuela de este, apellidada Aguirre Leal; un tío, de apellidos Vega Aguirre y la novia de Morales de apellidos Solís Chaves, de 27 años.
A esta grupo de acusados se les suman otras seis personas de apellidos Martínez Chacón; Sanabria Abarca (maestra), Sánchez Gamboa, Ford Dowman, Jirón López y Medrano Vargas (los dos últimos son oficiales de tránsito).
Con información de La Teja CR
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