Bolivia: CIDH califica de «grave» decreto que libra de responsabilidad a militares en caso de legítima defensa

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El Decreto 4078, firmado este sábado por a presidenta interina de Bolivia, autoriza a los militares a controlar el orden público a la vez que les exime de responsabilidades penales.

Suman 23 los fallecidos en casi un mes de manifestaciones en Bolivia, según un último balance de la CIDH, que también denunció este sábado como «grave» un decreto del gobierno interino que autoriza a los militares a controlar el orden público a la vez que les exime de responsabilidades penales.

Mientras un enviado de la ONU comenzó a tomar contacto con autoridades del gobierno interino de Jeanine Áñez y organizaciones sociales para restaurar la paz en el país, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) elevó de cinco a nueve el número de fallecidos tras choques entre campesinos y fuerzas combinadas del ejército y la policía ocurridos el viernes en la localidad rural de Cochabamba (centro).

Las cifras de los últimos fallecimientos aportadas por la CIDH coinciden con las de la Defensoría del Pueblo de Cochabamba, pero difieren de las del gobierno que mantiene en cinco el número de campesinos leales al exmandatario Evo Morales muertos ese día.

En Twitter, la CIDH calificó además de «grave» el Decreto 4078 del gobierno de Áñez, aprobado el jueves y divulgado extraoficialmente este sábado, que blinda a los militares.

«El grave decreto de #Bolivia desconoce los estándares internacionales de DDHH y por su estilo estimula la represión violenta», señaló el organismo.

El expresidente Morales, asilado en México desde el martes, fue más allá en Twitter: «Es una carta blanca de impunidad para masacrar al pueblo».

Pero el ministro de la Presidencia, Jerjes Justiniano, respondió a periodistas que el decreto «de ninguna manera se transforma en una licencia para matar». «Es un elemento disuasivo porque lo que pretende el gobierno es evitar la confrontación, que existan más muertes», dijo.

Más temprano el sábado, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, había lamentado que las más recientes muertes parecieran resultado del «uso innecesario o desproporcionado» de la fuerza policial o militar y advirtió que ello puede llevar a la situación en Bolivia a «salirse de control».

Llamados a la paz

«Estamos pasando momentos difíciles, pedimos a los movimientos sociales y otras organizaciones que depongan posiciones», reclamó la presidenta de la Cámara de Senadores, Eva Copa, del partido de Morales.

«Convocamos al ahora oficialismo a poder sentarnos para dialogar sobre las bases en las cuales se va a enmarcar esta convocatoria y estas (nuevas) elecciones», dijo Copa.

Justiniano exhortó también a la calma más temprano. Que los bolivianos «depongamos esa actitud (de confrontación) y que, por el contrario, busquemos cosas que nos unen», dijo.

En algunos barrios de El Alto, bolsón electoral de Morales, los vecinos salieron a las calles para pedir que cese la violencia tras casi un mes de protestas, enfrentamientos y saqueos.

Una concentración «por la paz» en La Paz fracasó, sin embargo, por «falta de seguridad», según los organizadores. A unas cuadras del lugar de encuentro para esa fallida convocatoria, unos mil campesinos marchaban contra el gobierno provisional y a favor de Morales, quien renunció el domingo pasado tras perder el apoyo de las fuerzas armadas y entre violentas protestas por su cuestionada reelección en los comicios del 20 de octubre.

Jean Arnault, enviado personal del secretario General de la ONU, Antonio Guterres, para sumarse a una mesa de negociación entre oficialistas y congresistas pro-Morales, tuvo este sábado un primer contacto con Áñez.

Hablaron de «la pacificación», y «la necesidad urgente de un diálogo y conseguir el objetivo anhelado de la celebración de elecciones transparentes», un compromiso asumido por la presidenta interina, dijo a periodistas.

72 horas «duras»

El ministro de Gobierno (Interior), Arturo Murillo, deploró en tanto que haya «movilizaciones en todas partes» y reconoció que las «últimas 72 horas han sido duras», pero señaló que la orden que tienen las fuerzas militares y policiales es que «resguarden el pueblo».

Desde la dimisión de Morales, tras casi 14 años en el poder, sus partidarios protestan en las calles convencidos de que su salida se debió a un «golpe de Estado».

«Reitero mi convocatoria al diálogo de alto nivel con mediadores para pacificar nuestra querida Bolivia y preservar la vida y la democracia», escribió en Twitter Morales, desde México.

La presidenta interina denunció la presencia en Bolivia de «grupos subversivos armados» compuestos por extranjeros y bolivianos.

«El propósito es que haya una transición democrática y pacífica, pero desafortunadamente Evo Morales ha dejado una estructura de violencia que nos está afectando a todos», deploró este sábado en un contacto telefónico con el líder opositor venezolano Juan Guaidó, a quien instó a «liberar» a su país.

En otra demostración de los cambios drásticos entre el gobierno de Áñez y Morales -fuerte aliado de La Habana y la Venezuela de Nicolás Maduro-, el jefe de la oficina boliviana de Interpol informó de la repatriación este sábado de un primer contingente de 226 médicos cubanos, de un total de 725 cooperantes provenientes de la isla.

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