Brasil se convirtió en el tercer país del mundo en superar los 10 millones de casos de coronavirus, y las infecciones se aceleraron en las últimas semanas a medida que se propaga una nueva variante en medio de una escasez de vacunas.
La nación más grande de América Latina reportó 51,879 nuevos casos el jueves, elevando el total confirmado a 10,030,626, según datos del Ministerio de Salud. Es un peaje que solo va a la zaga de Estados Unidos e India. Las muertes aumentaron en 1.367 a 243.457, el segundo más alto a nivel mundial.
“La situación de Brasil es realmente mala, con niveles de contagio altos. Vemos sistemas de salud en varios estados en colapso o cerca de él”, dijo Estevao Urbano, experto en enfermedades infecciosas y director de la Sociedad de Infectología de Brasil. “Todavía no nos estamos moviendo lo suficientemente rápido como para saber con certeza que esta pandemia no empeorará, o al menos se mantendrá en estos niveles. Deberíamos estar extremadamente preocupados por los números y esta nueva variante, que podría ser más peligrosa».
Si bien están surgiendo señales alentadoras en la lucha contra la pandemia Covid-19 a nivel mundial, Brasil está luchando contra un resurgimiento del virus, que se ha agravado por las reuniones de fin de año y una nueva cepa encontrada en la ciudad norteña de Manaos. Durante la mayor parte de este año, el país ha informado más de 50.000 nuevas infecciones al día, aproximadamente el doble de la tasa de octubre y noviembre. Las muertes se han mantenido por encima de las 1.000 al día.
Nueva ola
La nueva ola se ha sumado a la tensión en el sistema de salud pública, que ya sufre décadas de subinversión, y ha llevado a los gobernadores estatales a aumentar la presión sobre la administración del presidente Jair Bolsonaro para ayudar a los hospitales y comprar más vacunas.
La gravedad de la crisis se puso de manifiesto en enero cuando Manaos, ubicado en las profundidades de la selva amazónica, declaró el estado de emergencia y comenzó a transportar pacientes por vía aérea a otros estados después de que colapsara el sistema local de atención médica. Las ciudades de los estados de Roraima y Bahía, en las regiones pobres del norte y noreste, también han visto cómo los hospitales alcanzan su capacidad. Ceará impuso un toque de queda para sus 9 millones de residentes, ya que el número de pacientes en camas de UCI se triplicó en el último mes.
“Estamos viendo que el virus circula de una manera que nunca imaginamos”, dijo José Sarto, alcalde de Fortaleza, la capital de Ceará, cuando anunció las nuevas restricciones el miércoles. “Todos los indicadores señalan que alcanzaremos el pico anterior y podríamos superarlo. Es muy preocupante».
Al menos 12 estados brasileños están reportando un mayor número de casos y muertes que en la primera ola de la pandemia, según Domingos Alves, profesor de medicina que forma parte del grupo de monitoreo Covid-19 Brasil.
Campaña de vacunación
Se esperaba que el país vacunase mejor que contenga la enfermedad, porque el sistema de salud pública de Brasil conoce el desafío de las campañas de vacunación masiva. Realiza varias campañas cada año con alrededor de 20 tipos de disparos ofrecidos a través de 35.000 puestos de avanzada a nivel nacional.
Pero el país tardó en comenzar, y comenzó su campaña a mediados de enero con solo 6 millones de inyecciones disponibles después de aprobar formulaciones de Sinovac Biotech Ltd. y AstraZeneca Plc. Ambos tienen acuerdos para ser producidos localmente, pero la fabricación sufrió retrasos ya que un ingrediente clave tardó más de lo esperado en llegar desde China.
Un mes después, nueve capitales, incluida Río de Janeiro, suspendieron las vacunas después de que se agotaron las vacunas. Hasta el miércoles, se habían administrado alrededor de 5,9 millones de dosis, según los datos de los estados compilados por Bloomberg. El gobierno federal no tiene un conteo nacional.
El ministro de Salud, Eduardo Pazuello, se comprometió a entregar más de 454,9 millones de dosis a los estados antes de fin de año en una reunión con los gobernadores el miércoles. El recuento incluye disparos que no han sido autorizados para su uso por el regulador local y que el gobierno aún tiene que comprar.
Pazuello, un general del Ejército sin experiencia médica, ha sido duramente criticado por su manejo de la pandemia. La Corte Suprema ordenó una investigación sobre las acciones de Pazuello durante la crisis de Manaus, en la que los pacientes murieron porque se agotó el oxígeno en los hospitales.
Pelea
Los críticos también han criticado a Bolsonaro. Desde el inicio de la crisis, el presidente ha desestimado el virus como “solo una gripe” y se ha enfrentado a los gobernadores por medidas de distanciamiento social que, argumentó, llevarían a la pobreza y al desempleo que matarían a más personas que el virus.
“El principal responsable de estas cifras es el presidente, que sigue insistiendo en el enfoque equivocado que ha adoptado desde el inicio de la crisis”, dijo el gobernador de Maranhao, Flavio Dino, en una entrevista. «Bolsonaro minimiza la tragedia».
Las luchas políticas internas también plagaron la campaña de vacunación , con Bolsonaro a menudo criticando las vacunas e inicialmente negándose a comprar el refuerzo de Sinovac debido a su origen chino.
“Comenzamos 2021 en una situación crítica. Las cifras muestran cuán grande fue nuestro fracaso ”, dijo Wellington Dias, gobernador de Piauí, en una entrevista. «Vacunar es la única forma».
