La muerte de un joven médico chino que había sido reprendido por las autoridades por alertar sobre la amenaza del nuevo coronavirus desencadenó el viernes un aluvión de críticas en las redes sociales contra las autoridades chinas y a favor de la libertad de expresión.
«Se puede reprimir todo menos el dolor», escribió un internauta en la red social Weibo, equivalente a Twitter, horas después de la muerte del doctor Li Wenliang, víctima del nuevo coronavirus, en un hospital de Wuhan (centro), ciudad considerada el epicentro de la epidemia.
A finales de diciembre, el oftalmólogo envió un mensaje electrónico a sus colegas sobre la aparición de un coronavirus en la ciudad. Por ello fue citado a declarar por la policía, que le reprochaba «propagar rumores».
Su muerte debido al coronavirus, a los 34 años, provocó una gran tristeza e ira en las redes sociales, y el médico se convirtió en héroe nacional, mientras que los responsables locales son criticados y sospechosos de haber querido ocultar la gravedad de la epidemia.
Al gobierno se le reprocha que carece de transparencia, al igual que lo que ocurrió en 2002-2003 con la epidemia de SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), que causó cerca de 800 muertes en el mundo, la mayoría de ellas en China.
El nuevo coronavirus ya causó más de 630 muertes, la gran mayoría en Wuhan y su región, y la etiqueta «Quiero libertad de expresión» se multiplicó en Weibo, antes de sufrir la censura.
«Los chinos solo tienen un tipo de libertad, la que es concedida por el gobierno y el partido comunista», denuncia un internauta. «Pero nosotros debemos ser los dueños de las leyes de este país».
-Un poco de esperanza-
Si bien los primeros casos de la misteriosa neumonía aparecieron el 8 de diciembre en Wuhan, los habitantes recién comenzaron a utilizar máscarillas de protección alrededor del 20 de enero, justo antes de la cuarentena de facto de la ciudad.
AFP / STR, STRUn residente deposita flores en homenaje al médico Li Wenliang, víctima fatal del coronavirus, frente al Hospital Central de Wuhan en China, el 7 de febrero de 2020
El 11 de enero se anunció la primera muerte. Unos días antes, el doctor Li tuvo que firmar ante la policía una autocrítica en la que prometía no cometer más «actos contrarios a la ley».
Desde el jueves por la noche, los medios de comunicación públicos anunciaban su muerte, que solo fue confirmado el viernes por la mañana por el hospital central de Wuhan.
Para el politólogo Dali Yang, de la universidad de Chicago, las autoridades probablemente ordenaron un aplazamiento del anuncio oficial «para devolver un poco de esperanza a la ola de emociones» que se apoderó del país.
Si bien en las últimas semanas las autoridades hicieron oídos sordos a algunas críticas contra dirigentes locales, los comentarios publicados desde la muerte del médico atentan directamente contra la naturaleza autoritaria del régimen.
Algunos internautas recuerdan que Wuhan es la cuna de la revolución de 1911, que derrocó al último emperador de China. «El imperio ha estado muerto por más de un siglo. ¿Cómo es posible que sigan ocurriendo estas tragedias?», se pregunta un usuario de Weibo.
Pero los censores borran rápidamente muchos de los comentarios.
«Si lo borran lo vuelves a poner. No se puede criminalizar el uso libre de la palabra», recomienda un internauta.
En uno de sus últimos mensajes en las redes sociales, el médico fallecido apenas podía moverse y hablar. «No os preocupéis por mí. Voy a seguir el tratamiento y lucharé para salir pronto del hospital», dijo.
Vía – AFP