El FC Porto firmó una hazaña épica este martes en Turín jugando más de una hora con diez hombres y, pese a perder 3-2 contra el Juventus, le eliminó en la prórroga gracias a su triunfo por 2-1 de la ida y al mayor número de goles marcados fuera de casa, lo que le permitió avanzar a los cuartos de final de la Liga de Campeones.
La «Juve» no contó con la mejor versión de su astro, «El Bicho», Cristiano Ronaldo, bien marcado y, por tanto, poco participativo.
El Juventus ganaba 2-1 a la hora de partido y jugando con uno más por la doble amonestación al iraní Mehdi Taremi, pero le pudo la tensión frente a un Oporto sostenido por un monumental Pepe y se fue a la prórroga.
Fue en ese momento cuando un gol de falta de Sergio Oliveira en el minuto 115 dio al FC Porto el tanto que le permitió pasar de ronda. El francés Adrien Rabiot anotó de cabeza el gol del 3-2, que dio esperanzas a los hombres de Pirlo, pero que no pudo evitar una nueva tempranera eliminación del Juventus en la Liga de Campeones.
Así fue. Un Oporto épico, que jugó más de una hora con diez hombres, eliminó este martes al Juventus en los octavos de final de la Liga de Campeones pese a perder 2-3 en la prórroga, gracias al triunfo por 2-1 logrado en Do Dragao y al mayor número de goles marcados fuera de casa.
Un doblete de Federico Chiesa le dio al Juventus una momentánea ventaja 2-1 contra un Oporto en el que el iraní Mehdi Taremi fue expulsado por una ingenua doble amonestación, pero los hombres de Sergio Conceicao forzaron la prórroga liderados por un monumental Pepe y marcaron en el 115, con una falta directa de Sergio Oliveira, la diana que le entregó el billete para los cuartos de final.
El Juventus, en una noche en la que el portugués Cristiano Ronaldo no logró ser decisivo, anotó el 3-2 en el 117 gracias a un cabezazo del francés Adrien Rabiot, pero firmó una nueva debacle histórica y se despidió de la Copa de Europa en los octavos de final por segunda vez consecutiva.
El Juventus Stadium albergó un partido de enorme intensidad, marcado por la atención táctica, los choques, las polémicas, algunos pecados de ingenuidad y la madera, que repelió en el 93 un zurdazo del colombiano Juan Guillermo Cuadrado que enviaría al Juventus a cuartos sin pasar por la prórroga.
El Oporto fue dueño de la primera mitad. Repitió el partido visto en Do Dragao, con excelente organización, un muro defensivo levantado por Pepe sin nunca renunciar a atacar. Una evitable falta del turco Merih Demiral a Taremi provocó el penalti que ilusionó a los hombres de Conceicao y que pudo aún más contra las cuerdas al Juventus.
Sergio Oliveira transformó con seguridad, cruzando el disparo, y dio ventaja a un Oporto que veía acercarse los cuartos de final ante un Juventus que se topaba con un meta argentino Agustín Marchesín impecable y protagonista con una enorme parada tras un cabezazo de Morata con 0-0 en el marcador.
Pero el fútbol está marcado por episodios. Es suficiente una chispa para cambiar la dinámica de un encuentro que parecía encaminado. Y es lo que ocurrió en la reanudación, cuando a los cuatro minutos Cristiano acomodó un balón en el área tras un centro de Leonardo Bonucci y Chiesa lo envió al fondo de las mallas para incendiar la reanudación.
A eso se sumó una imperdonable ingenuidad de Taremi, autor de un gol también en la ida, que vio dos amarillas en cinco minutos y dejó a su equipo con diez. Tembló el Oporto durante unos quince minutos y el Juventus le castigó con el 2-0 en el 63, de nuevo obra de Chiesa, de cabeza a centro de Cuadrado.
Pero le sostuvo Pepe, de 38 años, un jugador que se ceba de los momentos de máxima tensión y que saca su mejor versión. Su jugada defensiva para evitar el gol a placer de Chiesa dio vida al Oporto.
Sufría el Oporto y era necesario contener al extremo colombiano del Juventus por la banda derecha. Fue entonces cuando Conceicao jugó la carta, también colombiano Luis Díaz. Fue un acierto. El cuadro juventino redujo su peligrosidad y el Oporto, con tremendo orgullo, llegó a crear sustos en la defensa rival.
Marega, con una media vuelta y disparo a la parte exterior de la red, dio escalofríos al Juventus. El zurdazo al larguero de Cuadrado en el 93 hizo lo mismo con los «Dragones».
Reinó la tensión en la prórroga, pero fue allí cuando el Oporto demostró su personalidad, su compromiso y sus ganas de regalarse una noche para la historia.
En el 115, Oliveira logró la jugada decisiva con clase pura. Consiguió una falta directa tras un «caño» al estadounidense Weston McKennie y la transformó con un disparo raso desde los 27 metros que pasó por debajo de la barrera y sorprendió al meta polaco Wojciech Szczesny.
Fue el gol que valió el pase de ronda para un Oporto épico, que logró aguantar el desesperado empuje final del Juventus tras el cabezazo del 3-2 de Rabiot, que solo sirvió para las estadísticas.
Fuente: Columbia