Cuatro personas fallecieron a causa de la reaparición de la enfermedad provocada por el virus del Ébola en el este de la República Democrática del Congo (RDC), cuya población rechaza las medidas de control, lo que genera el temor por una importante propagación de la epidemia, informó este domingo una fuente oficial.
“Desde el comienzo de la epidemia ya hemos constatado seis casos de Ébola. Murieron cuatro pacientes, dos entre viernes y sábado. Continuamos atendiendo a dos pacientes internados en el CTE (Centro de Tratamiento del Ébola) de Katwa”, indicó el doctor Eugène Syalita, ministro de salud provincial de Kivu Norte (este). Otros dos pacientes habían muerto el 3 y 10 de febrero.
El doctor Eugène Syalita lamentó que algunas familias se niegan categóricamente a que sus casas sean desinfectadas y que se hagan entierros dignos y seguros, “la gente todavía no ha asumido que el Ébola acaba de reaparecer, aún no lo tiene claro”, reseña la agencia AFP.
En tanto, el gobierno intenta vacunar, al igual que en el pasado, la población de la región niega la existencia de la enfermedad del Ébola y rechaza los cambios impuestos para evitar la propagación, como no tocar a los enfermos o no lavar los cadáveres de los fallecidos por esta causa.
El 7 de febrero, el ministro de Salud anunció la reaparición del Ébola en la zona sanitaria de Biene, en Kivu Norte. Ésta se produjo tres meses después del final de un brote anterior, el undécimo desde 1976.
Con más de 2.200 muertes constatadas, es considerada la más grave de la historia del Ébola en la RDC desde su aparición (1976).
El 18 de noviembre de 2020, el país anunció de manera oficial el fin oficial de la undécima epidemia de ébola en la provincia de Ecuador (noroeste), que causó 55 muertes personas sobre 130 casos registrados.
El virus del Ébola se transmite a los humanos a través de animales infectados y por los fluidos corporales, y los principales síntomas son fiebre, vómitos, hemorragias y diarrea.
En Guinea empezó la peor epidemia de la historia del virus (2013-2016) que dejó más de 11.300 muertes, principalmente en Guinea, Sierra Leona y Liberia.