El uso que los delincuentes puedan hacer de las criptomonedas, y en particular del proyecto Libra de Facebook, genera temor.
El reciente desmantelamiento de una red internacional de pederastas que realizaba transacciones en bitcoines ilustra esta realidad.
La semana pasada, el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, reiteró su oposición por el momento al lanzamiento de la moneda digital de Facebook, Libra, por estimar que siguen sin resolverse temas como “el del lavado de dinero”.
A pesar de un endurecimiento de la reglamentación sobre las criptomonedas y una mayor vigilancia de las autoridades, las actividades ilegales vinculadas a las monedas virtuales siguen siendo “significativas”, declaró a la AFP Madeleine Kennedy, portavoz del gabinete de investigación Chainalysis.
1% de transacciones ilegales
En enero este gabinete publicó un informe que constata que en 2018 el 1% de las transacciones en bitcoines, la criptomoneda más usada, tenía que ver con actividades ilegales.
Además, se gastó el equivalente de 600 millones de dólares en bitcoines en el “internet oscuro” o “dark web”, es decir, redes ocultas donde se comercializan multitud de productos ilícitos, como armas y drogas. A modo de comparación, la facturación mundial del narcotráfico se estima en varios cientos de miles de millones de dólares.
Las transacciones con criptomonedas se registran en un gran libro de cuentas público e infalsificable, la “blockchain”, o cadena de bloques.
Es “más transparente que algunos sistemas financieros tradicionales y mucho más que el dinero en efectivo”, defendió Madeleine Kennedy.
Hace una semana, las autoridades británicas y estadounidenses anunciaron más de 300 arrestos en 38 países como parte de una investigación que desmanteló una red de pornografía infantil.
Los investigadores analizaron la cadena de bloques y lograron “eliminar el anonimato de las transacciones en bitcoines”, según Ron Fort, jefe de investigaciones criminales de los servicios fiscales de Estados Unidos.
Preocupación por Monero
Aunque el bitcoin es, debido a su popularidad, la divisa de referencia para las redes criminales, éstas están recurriendo a alternativas menos transparentes, como Monero, nacido en 2014, destacó recientemente Europol.
“En el Darknet, varios (vendedores) aceptan Monero, y en algunos casos comercian exclusivamente con él”, recalca la agencia europea en su informe anual sobre criminalidad en internet, que también cita la moneda virtual Dash.
Sus usuarios pueden permanecer en el anonimato hasta que necesiten interactuar con una plataforma de intercambio de criptomonedas o colocar sus fondos en un proveedor de carteras, el equivalente de una cuenta para monedas virtuales, precisa Europol.
Un fenómeno que también preocupa al ministerio de Finanzas alemán, que publicó hace unos días un documento que advierte que las criptomonedas anónimas podrían convertirse en “una alternativa real al bitcóin”.
Arquitectura compleja
Monero, cuya capitalización sigue siendo 160 veces menor que la del bitcóin, utiliza una arquitectura compleja que hace que las transacciones sean “mucho más difíciles de rastrear”, reconoce Kennedy.
Pero no más que las múltiples sociedades pantalla en los paraísos fiscales, subraya Emilien Bernard-Alzias, abogado de Simmons & Simmons, especialista en mercados financieros y criptomonedas, quien insiste en que lo único que no se puede rastrear es el dinero en metálico.
Además, Monero no permite comprar gran cosa y si los delincuentes quieren convertir sus fondos deben recurrir a proveedores de servicios sometidos a la regulación antiblanqueo.
A diferencia de las monedas que usaron el anonimato como un argumento de marketing, Facebook insiste en que Libra será transparente y cumplirá con los requisitos de las autoridades. Y así “no será ideal para blanquear dinero sucio”, concluyó Bernard-Alzias.