Las crisis epilépticas y las últimas novedades sobre su control son analizadas en el primer post del nuevo año, 2020, por los expertos del blog “Salud y prevención”
La epilepsia es un trastorno neurológico crónico que afecta a personas de todas las edades. Es uno de los trastornos neurológicos más comunes y, según datos de la OMS, se estima que el 70 % de las personas con epilepsia podrían vivir sin crisis epilépticas si se diagnosticaran y trataran adecuadamente.
Esta enfermedad cerebral afecta al 0,8 % de la población, y en España aproximadamente a unas 350.000 personas, precisa el director del Programa de Epilepsia del Hospital Ruber Internacional de Madrid, el doctor Antonio Gil-Nagel Rein.
Este experto recuerda que las crisis epilépticas se deben a descargas eléctricas excesivas de grupos de células cerebrales que pueden producirse en diferentes partes del cerebro.
Es más, señala que pueden ir desde episodios muy breves de ausencia o de contracciones musculares, hasta convulsiones prolongadas y graves. “A veces se acompañan de pérdida de la consciencia y del control de los esfínteres. Su frecuencia también puede variar desde menos de una al año hasta varias al día”, precisa el neurólogo.
Además, desde la OMS avisan de que las características de las convulsiones varían y dependen de en qué parte del cerebro comienza la alteración y de cómo se propaga. “Ocurren síntomas temporales, como alteración de la conciencia, y alteraciones del movimiento, de los sentidos (incluyendo visión, audición y gusto), estado de ánimo u otras funciones cognitivas. La epilepsia se diagnostica cuando ha habido más de dos episodios de crisis epilépticas”, reseña la entidad sanitaria más importante del mundo.
Indica también que las personas con convulsiones tienden a padecer más problemas físicos (como fracturas y hematomas derivados de traumatismos relacionados con las convulsiones), y mayores tasas de trastornos psicosociales, entre ellos ansiedad y depresión.
A su vez, reseña que el riesgo de muerte prematura en estas personas es hasta tres veces mayor que en la población general, y las tasas más altas se registran en los países de ingresos bajos y medianos, y en las zonas rurales más que en las urbanas.
El problema de la epilepsia refractaria
Hoy en día es posible controlar las convulsiones con un tratamiento anticonvulsivante adecuado. De hecho, hasta un 70 % de las personas con epilepsia podrían vivir sin convulsiones.
Eso sí, en este punto, el director del Programa de Epilepsia del Hospital Ruber Internacional llama la atención sobre el hecho de que en el 25 % de los casos (87.500 personas), las crisis epilépticas no se controlan con la medicación, una condición conocida como ‘epilepsia refractaria’.
En estos casos, el doctor Gil-Nagel Rein asegura que la cirugía es el tratamiento más eficaz, siempre y cuando sea posible localizar la zona del cerebro causante de las crisis.
Concretamente, indica que la extirpación quirúrgica del foco epiléptico (de la zona enferma) permite el control de las crisis en el 70 por ciento de los pacientes. “Esta localización del foco epiléptico es sencilla cuando éste es visible en una resonancia magnética (RM) cerebral, pero se complica cuando la resonancia magnética es normal y el foco no se aprecia, lo que sucede aproximadamente en el 75 % de los pacientes”, lamenta el experto.
Por eso, celebra que en los últimos años se hayan desarrollado un nuevo método para tratar de localizar el foco epiléptico cuando la RM es normal, a partir de dos técnicas (el estéreo-electroencefalografía o E-EEG, y la termocoagulación) que utilizadas de forma conjunta así lo facilitan.
De hecho, el Programa de Epilepsia del Hospital Ruber Internacional, que dirige el doctor Gil-Nagel Rein, ha llevado a cabo el primer estudio en pacientes españoles que avala los resultados de esta nueva técnica para el tratamiento de la epilepsia.
Es tal el avance que la Sociedad Española de Neurología (SEN) ha publicado en su revista oficial ‘Neurología’ el primer estudio con datos de pacientes españoles que avala los resultados del uso de este procedimiento, que permite localizar el foco epiléptico en muchos pacientes en los que antes no era posible.
“Una vez localizado el foco puede tratarse mediante termocoagulación, que utiliza los mismos electrodos ya implantados, y que es menos invasivo que otras técnicas, o incluso, proceder a la cirugía. Los buenos resultados que se extraen del estudio son similares a los de otros proyectos llevados a cabo a nivel internacional, en países como Francia, Italia y EE.UU”, celebra el neurólogo.
Vía – EFE