La realidad entre generaciones cambió en unos pocos años. Los desafíos a los que se enfrentó la niñez y juventud de hace unos 30 años, no es la misma a la que viven los del 2019.
En 1990 se aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño en Costa Rica. El próximo año, esta normativa cumplirá 30 años. En este tiempo, Costa Rica ha logrado avanzar en acceso a la educación primaria y preescolar, entre otros.
Pero con algunos desafíos aún no se han logrado superar. Otros, por su parte, aparecen conforme surgen nuevas tecnologías. Sin embargo, todos deben superarse para garantizar el cumplimiento de sus derechos.
“Hace treinta años el mundo aceptó un nuevo paradigma que cambió la manera en que entendíamos a la niñez y adolescencia. Ese paradigma todavía es necesario, hoy más que nunca, pero tenemos que actuar ahora, con más audacia, innovación, creatividad y sentido de urgencia”, indicó Gordon Jonathan Lewis, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Niñez (Unicef) Costa Rica.
En este marco, El Observador conversó con Unicef sobre estos desafíos. Principalmente son:
- Tecnología
- Obesidad
- Violencia
- Depresión
- Educación y desempleo
Según Xinia Miranda, oficial de comunicación de Unicef, el país aún no está preparado para enfrentar algunos de ellos.
“Ahora estamos enfrentando retos a los cuales nosotros no estamos lo suficientemente preparados y cuando digo nosotros estoy hablando como país, de instituciones”, expresó Miranda.
Tecnología y obesidad
El tema de la tecnología se relaciona con ciertos temas como, por ejemplo, el ciberacoso y el acceso a la pornografía y a “una serie de cosas que ahora no hay forma de regular y a los cuales nuestros chicos están expuestos”.
Pero también está vinculado, de cierta forma, con el tema de la obesidad. En el país, tres de cada diez menores padecen esto. De acuerdo con Miranda, los niños ahora ingieren más comida chatarra y realizan menos actividad física.
“Al pasar más tiempo, a propósito de la tecnología, pegada más a los aparatos electrónicos y con menos posibilidades de salir a tener actividad física por un tema de inseguridad, estamos teniendo un problema fuerte de chicos con sobrepeso amarrados a un cambio significativo de los patrones de alimentación del país y de las familias”, manifestó.
Violencia, pobreza y crianza positiva
Otro tema en el que, según Xinia Miranda, el país tiene una deuda con la población y para el que aún no hay respuesta definida, es la violencia infantil. En el primer trimestre de este año, el Hospital Nacional de Niños (HNN) atendió a 341 niños agredidos, de los cuales:
- 227 casos por negiglencia
- 32 por abuso sexual
- 32 por abuso emocional
- 22 por abuso físico
- 17 por abuso prenatal
“Lo que tenemos que buscar es una mayor articulación de las instituciones porque muchas veces un primer origen de la violencia y no estoy diciendo que ser pobre significa ser violento”, comentó.
Explicó que la relación entre la pobreza y la violencia surge porque cuando una persona está en condición de pobreza extrema y no tiene muchas oportunidades, la posibilidad de involucrarse en pandillas o narcotráfico “crece significativamente”.
El problema es que la pobreza en mujeres y niños es de un 34%, según la información de Unicef. Y no se espera que eso mejore en el 2020.
“Al parecer más bien va a aumentar ese dato en vez de disminuir, y es entendible que pueda aumentar tomando en consideración que las tasas de desempleo están aumentando también en el país, probablemente vamos a tener malas noticias en el 2020 en esta línea”, manifestó Miranda.
Para intentar enfrentar esto, Unicef apuesta por trabajar la convivencia positiva con los niños y la crianza positiva con los padres.
“Los diferentes estudios y campañas que hemos hecho, los papás lo que nos dicen es “no me digan lo malo que hago sino díganme cómo lo hago mejor”. Entonces vamos a hacer mayores esfuerzos para trabajar en eso”, comentó la oficial de comunicación.
Depresión y suicidio: la violencia no detectada
En el tema de la violencia, Xinia Miranda agregó que se deben redoblar los esfuerzos con los adolescentes. Esto se debe a que se han presentado casos de violencia que no se habían identificado “tan fuertemente” antes: la violencia a sí mismos, la depresión y el suicidio.
“Sabemos que están emergiendo estos problemas y que por lo tanto hay que buscar soluciones”, comentó Miranda.
Pero, según ella misma, el país, las instituciones no se han “sentado” a dialogar y solucionar este problema.
“El tema de la depresión y el suicidio y también nos exige que busquemos nuevas formas y cuando te digo que no tenemos claras las respuestas te digo que como país no nos hemos sentado o como instituciones a ver esto”, indicó.
Educación y desempleo
El último reto al que se enfrenta la niñez en el país es al empleo. Tener un estudio técnico o una carrera universitaria no le garantiza ahora a los jóvenes un empleo, según comentó Xinia.
En esta línea, Unicef y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en general, han realizado distintas acciones enfocadas en dos principales áreas:
- Educación de calidad y adecuada a las necesidades.
- Habilidades y capacidades para la vida.
Muchos de ellos -los jóvenes-, según Miranda, no saben cómo insertarse en un trabajo, debido a la disciplina de horarios que se requiere y otros factores, como redacción, trabajo en equipo y manejo de tecnología.
“Les están costando cosas que son muy básicas y que tienen ahora que aprender y que por lo tanto tenemos que contribuir a que las adquieran porque sino esos niveles de desempleo van a seguir creciendo fuertemente”, concluyó Miranda.
Germinar ideales en la juventud
Según Xinia Miranda, debe trabajarse más en otros temas como el cambio climático, la salud sexual y reproductiva y prácticas violentas como femicidios y violencia intrafamiliar.
“Está fuertemente en la agenda de los jóvenes, ha creado movimientos importantes pero también ha creado un sentido de identidad y creación en los chicos y también tenemos como país y como humanidad que aprovechar para germinarles ideales y oportunidades a esta nueva generación”, expresó.
Para ella, esto es importante debido al panorama complejo que enfrenta esta niñez y juventud.
