El lento cómputo de votos de las elecciones continúa este jueves en Bolivia, en medio de un paro general, protestas y choques entre leales y rivales del presidente Evo Morales, que busca un cuarto mandato consecutivo.
El principal rival, el expresidente Carlos Mesa, anunció el miércoles la formación de una alianza con partidos de derecha y líderes de centro para presionar para que la elección se defina en un balotaje. Morales afirmó estar «casi segurísimo» de que será reelegido en primera vuelta.
Nuevos enfrentamientos estallaron en La Paz el miércoles en la noche entre la policía y cientos de manifestantes que participaban en una vigilia cívica cerca del hotel donde se encontraban los miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE), encargado del cómputo de los comicios del domingo.
«¡Nunca más, Evo nunca más!», coreaban a pocos metros del impresionante dispositivo policial desplegado frente a este edificio y otros sitios estratégicos de la ciudad.
En Santa Cruz, en el oriente del país, el baluarte de la oposición donde partió el paro nacional, los manifestantes bloquearon el miércoles en la noche los principales ejes viales de la ciudad, la más habitada de Bolivia.
«Este paro va a durar hasta que nos confirmen la segunda vuelta», declaró el líder del influyente Comité Pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, frente a una multitud congregada al pie de un Cristo gigante, uno de los símbolos de la ciudad.
Esta organización conservadora de la sociedad civil aglutina a representantes vecinales, de comercios, transportes y líderes empresariales, y se replicaba en otras partes de Bolivia.
La huelga fue acatada en diversos niveles en todo el país. Simpatizantes oficialistas y opositores protagonizaron un violento enfrentamiento en un vecindario de Santa Cruz controlado por partidarios del presidente socialista, con un saldo de dos heridos, observó un periodista de la AFP.
Denunciando una «autocracia» algunos bolivianos rechazan la decisión de Morales de buscar un cuarto mandato, opción a la que los ciudadanos se opusieron en un referéndum en 2016.
Mientras tanto, el lento conteo oficial de votos continuaba. Para evitar una segunda vuelta, el candidato a la cabeza debe obtener la mayoría absoluta o al menos el 40% de los votos y 10 puntos de diferencia sobre el segundo.
Hacia las 06H07 GMT del jueves, poco menos del 2% de las actas quedaban sin ser computadas. Morales iba adelante con el 46,32% de los votos contra el 37,08% de Mesa, poco más de nueve puntos de diferencia.
Estados Unidos advirtió este miércoles que habrá «serias consecuencias» si «los votos emitidos por el pueblo» boliviano no son respetados.
– «Somos la mayoría» –
AFP / Aizar RALDESUn simpatizante del presidente boliviano, Evo Morales, muestra su apoyo en la plaza San Francisco de La Paz, el 23 de octubre de 2019
Evo Morales denunció el miércoles «que está en proceso un golpe de Estado» urdido por la derecha en alusión al paro general, y afirmó que estaba «casi segurísimo» de que será reelegido en la primera vuelta gracias al «voto rural».
Su aliado, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, lo respaldó y también denunció un «golpe de Estado anunciado».
Morales, que cumple 60 años este sábado, llamó a sus partidarios a la movilización.
Al acatar su llamado, varios miles de mineros, indígenas y trabajadores se congregaron en la Plaza de San Francisco, con una iglesia colonial y las montañas al fondo.
«Mesa no es para nosotros. No vamos a dejar, somos la mayoría (…). Ellos dicen ‘fraude’, pero ellos son racistas, son discriminadores. Antes, a las hermanas de las polleras jamás nos hacían entrar a las oficinas, pero hoy, gracias al hermano Evo, estamos presentes», dijo Justina Loza, de 43 años, con un sombrero y pesada falda tradicional.
Mesa, de 66 años, llamó a sus partidarios a una «movilización permanente (…) en defensa del voto».
Su nueva plataforma, bautizada «Coordinadora de Defensa de la Democracia», buscará el cumplimiento de «la voluntad popular de definir la elección presidencial en una segunda vuelta», según una nota publicada en su cuenta de Twitter.
La Misión de Observación Electoral (MOE) en Bolivia de la Organización de Estados Americanos (OEA) dijo el miércoles que considera como «mejor opción» la realización de un balotaje para dirimir la reñida disputa entre Morales y Mesa.
La Iglesia Católica también propuso este miércoles una segunda vuelta electoral «con una supervisión imparcial», como la «única salida pacífica y concertada» a la escalada de violencia y división que vive el país.
Al mismo tiempo, la OEA aceptó realizar una auditoría al conteo de votos, solicitada por gobierno, que aún no ha comenzado.
Después de las primeras cifras parciales el domingo por la noche, que insinuaban una inédita segunda vuelta, hubo un vuelco en los nuevos resultados que fueron divulgados 20 horas después, dándole prácticamente la reelección a Morales en primera vuelta, lo que provocó sospechas de fraude en la oposición y los observadores.
El vicepresidente del TSE, Antonio Costas, dimitió el martes en medio de críticas al trabajo del organismo por la paralización del conteo preliminar, lo que estimuló las críticas sobre la transparencia del escrutinio de votos.
Vía – AFP