El orgasmo femenino es un reflejo neuroendocrino demasiado complejo para ser un accidente evolutivo, por eso a lo largo de los años se han planteado varias hipótesis para explicar su origen. Y al parecer, un equipo de investigadoras finalmente dio en la tecla.
Mientras que el orgasmo masculino es necesario para la eyaculación y por ende también para el éxito reproductivo, el clímax sexual no es necesario para que la mujer pueda quedar embarazada. Surge entonces la siguiente pregunta: ¿cómo se dio la evolución de un proceso químico tan elaborado?
Las hipótesis van desde que ayuda a las mujeres a vincularse mejor con sus parejas, hasta que las contracciones causadas por el orgasmo ayudan a atraer los espermatozoides más profundamente al tracto reproductivo, aumentando de esta manera —en ambos casos— las posibilidades de fertilización.
En un estudio publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences un equipo de investigadoras propuso una alternativa: el fenómeno evolucionó a partir de un mecanismo para estimular la ovulación.
Si bien las personas con vulva son ovuladoras espontáneas (es decir que son fértiles solo durante determinados momentos del ciclo menstrual e independiente de si tenemos relaciones sexuales o no), en algunos animales como los gatos, los conejos y los camellos la ovulación es provocado por el sexo mismo —lo que se conoce como ovulación inducida por la copulación (CIO)—.
Para probar su idea, Mihaela Pavlicev, profesora de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati, junto a su equipo utilizaron en conejos unos antidepresivos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) que inhiben el orgasmo en los humanos.
Si estaban en lo correcto y el orgasmo femenino era homólogo a la CIO, entonces se podría esperar que los ISRS reduzcan la tasa de ovulación en estos animales. Y efectivamente sucedió.
Esto sugiere que los mecanismos subyacentes al orgasmo femenino tienen raíces evolutivas muy profundas entre los mamíferos cuya ovulación es inducida por la copulación.
Sin embargo, el estudio en animales es muy complicado dado que el orgasmo es una construcción humana: además de los cambios fisiológicos implica sentimientos de placer, algo que no puede medirse en animales; por lo que serán necesarias más investigaciones.