Cuando los pequeños no duermen lo suficiente o tienen un sueño de mala calidad tienden tener dificultad para concentrarse, irritabilidad, déficit atencional y problemas en la regulación emocional. A largo plazo, la falta de descanso adecuado también puede afectar su desarrollo neurológico, cognitivo y físico.
“Cuando un niño no duerme lo suficiente o no tiene un sueño de calidad, las consecuencias se reflejan en su capacidad para concentrarse, retener información y regular sus emociones, esto puede impactar directamente en su rendimiento académico y sus relaciones sociales. Además, llega a afectar el desarrollo fisiológico de algunas partes de su organismo”, afirmó José Mario Muñoz, Otorrinolaringólogo pediatra del Programa Sana Sana.
Los trastornos del sueño pueden manifestarse con síntomas nocturnos como ronquidos constantes, apneas o despertares frecuentes, y con señales diurnas como irritabilidad, somnolencia y problemas de concentración. Además, la respiración inadecuada durante el sueño puede provocar alteraciones en el desarrollo fisiológico, afectando la masticación, la audición y la salud bucodental.
El crecimiento excesivo de adenoides y amígdalas es la principal causa de estos trastornos, pero la solución es sencilla en la mayoría de los casos, por lo que una evaluación médica oportuna permite identificar si la causa es inflamatoria, alérgica o requiere intervención quirúrgica. “Detectar y tratar a tiempo los problemas del sueño en la infancia es clave para evitar complicaciones en el aprendizaje y la salud a futuro”, finalizó el especialista.
Información de: Larepublica.net