Las oficinas diplomáticas de Costa Rica en Caracas dejaron de funcionar desde abril, cuando el régimen chavista expulsó a los últimos representantes nacionales.
Ante la falta de relaciones, Brasil se convirtió en un intermediario entre ambas naciones.
“Cualquier problema de cualquier costarricense en Venezuela en estos momentos será atendido por la embajada de Brasil, que cuenta con el número de funcionarios y los recursos necesarios para poder dar esa atención”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Manuel Ventura.
Según el canciller, el país le pidió ayuda expresamente a Brasilia. El gobierno de Jair Bolsonaro accedió a intervenir.
Los últimos cálculos indican que cerca de mil ticos viven en Venezuela.
Costa Rica reconoció a Juan Guaidó como presidente de Venezuela en febrero pasado. Sin embargo ocho meses después, el régimen de Nicolás Maduro sigue en el poder, a pesar de los enfrentamientos desde hace varios meses.
Desde entonces el enfrentamiento costarricense con el gobierno de Maduro subió su tono. El 17 de abril, Venezuela le retiró las credenciales al encargado de negocios, Danilo González.
González es ahora cónsul en Shanghái y los vínculos con la administración chavista son inexistentes.
Tras el enfrentamiento diplomático también perdieron su condición los representantes bolivarianos en Costa Rica.
Con ello, los migrantes sudamericanos quedaron en una situación de incerteza, pues la mayoría de servicios consulares dependen del régimen de Maduro.
De manera paliativa la Dirección General de Migración y Extranjería aplica un protocolo que suavizó los trámites para emitir permisos de residencia y trabajo.