La británica Emma Raducanu, una estrella inesperada del tenis, se convirtió en la flamante campeona del Abierto de Estados Unidos a sus 18 años; se ha convertido en la nueva sensación del mundo del tenis, donde solo dos meses y medio atrás era una auténtica desconocida.
Raducanu, la ganadora más joven de un Grand Slam desde 2004, ha vivido un año más allá de sus más audaces sueños.
El pasado julio, aplazando sus exámenes para la universidad; Raducanu se presentó en Wimbledon como una auténtica desconocida en su primer torneo grande y salió de All England Club como la nueva esperanza del decaído tenis inglés.
Invitada por el torneo al cuadro principal, Raducanu fue la tenista más joven de su país en pisar los octavos de final en la era Open (desde 1968).
En los meses previos al Abierto de Estados Unidos, el último gran torneo de la temporada; Raducanu fue convirtiéndose en una favorita de los medios de comunicación de su país y apareció en la portada de la versión local de Vogue.
A Nueva York llegó de nuevo de puntillas, desde el puesto 150 del ranking mundial; y acabó convertida en la primera campeona de Grand Slam que partía de la fase previa, una gesta tampoco lograda en el tenis masculino, y sin ceder un solo set en el camino,
Familia multicultural
Raducanu tenía un boleto reservado para el final de la clasificación pero nunca se subió a ese avión. En cambio, comenzó a dejar rivales en el camino, exhibiendo un aplomo y un talento que desmienten su edad y fascinan al público.
«No pensé que estaría aquí», dijo el miércoles tras vencer a la campeona olímpica, Belinda Bencic. «Sabía que estaba haciendo un buen trabajo, que algún día daría sus frutos, pero nunca se sabe cuándo ocurrirá».
Nacida en Toronto (Canadá) y criada desde los dos años en Londres, de niña Raducanu ya exhibía el espíritu aventurero que le inculcaron Ian; su padre de nacionalidad rumana, y Renee su madre china, quienes la animaron a probar en numerosas actividades, desde carreras de karting a ballet o equitación.
«Cuando era más joven, era la única chica de mi grupo que corría en karting o hacía motocross, y me parecía genial», explicó en su entrevista a Vogue.
A los cinco años, sin embargo, sus profesores advirtieron que el tenis iba a ser el deporte en el que brillaría.
Su maestra de primaria Rebecca Rodger recuerda que cuando la escuela daba clases de tenis. La mayoría de los niños tenían dificultades incluso para hacer contacto con la pelota.
«Pero allí estaba Emma intercambiando golpes con los entrenadores. No podíamos creerlo. Incluso entonces recuerdo que pensé que íbamos a verla en Wimbledon», dijo Rodger a The Times.
«Ha nacido para esto»
El instinto de Rodger dio en el clavo, ya que Raducanu iluminó este año Wimbledon con una mezcla de golpes potentes y sutiles; con una madurez que dista mucho de lo que cabría esperar de una debutante en un Grand Slam.
Su irrupción terminó en sobresalto al retirarse de su partido de octavos ante la australiana Ajla Tomljanovic por dificultades respiratorias que después atribuyó al «estrés».
En Nueva York resurgió desde las profundidades de la fase previa en un deslumbrante recorrido en el que no concedió un solo set hasta barrer en la final a la canadiense Leylah Fernández.
La joven da crédito a sus padres por su mentalidad de acero. «En mi caso, al tener una madre china; me inculcó desde muy joven mucha disciplina y respeto por los demás», explica.
«Con unos padres como los míos, ellos siempre me impulsan. Tienen grandes expectativas. Siempre he intentado estar a la altura», señala.
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Por su triunfo en el US Open, Raducanu recibirá unos 2,5 millones de dólares; más de ocho veces más de sus ganancias hasta ahora (unos 303.000 dólares).
También le esperan contratos publicitarios como los que ya ha firmado con Nike, Wilson y la joyería Tiffany.
Marcel Knobil, fundador de Brand Council y Superbrands, declaró a The Mirror que Raducanu se ajusta perfectamente al perfil de «héroe».
«Dentro de un par de años puede esperar con confianza unos ingresos de 10 millones de libras; y si ganara la final podrían duplicarse fácilmente hasta los 20 millones», estimó Knobil.
«Es una superestrella en ciernes. No queremos presionarla demasiado, pero tiene ese algo que vimos la primera vez con (Rafael) Nadal, (Novak) Djokovic»; zanjó la ex campeona Martina Navratilova. «Está ahí delante de nosotros. Ha nacido para esto».
Con información de Teletica
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