Después de viajar por varios países, el ingeniero industrial Sergio Ballester encontró en China el uso de drones para análisis de medición en cultivos, permitiéndole determinar la situación de las plantas para tomar decisiones que ayudan a obtener cosechas sanas con el menor impacto ambiental. Con estas referencias y 50,000 dólares, en 2014 fundó Índigo Agrícola.
Iniciaron con dos empleados, y actualmente operan con 12. En cuanto a la facturación, hoy sus ventas anuales son de 150,000 dólares, y esperan alcanzar los 500,000 este año.
La empresa trabaja con productores multinacionales de piña y banano de Costa Rica, su país de origen, y ya tiene presencia en Panamá, mediante una alianza con AgDrone PTY, donde labora para productores medianos de banano, café y caña de azúcar. El costo del servicio es de aproximadamente 50 dólares por hectárea.
“Ya tenía conocimiento del sector agrícola [previamente había trabajado en una empresa que produce y comercializa agroquímicos en Centroamérica, y conoció las necesidades del campo]. Vi una oportunidad en introducir tecnología especializada en cultivos del trópico”, recuerda
Sus primeros intentos fueron un fracaso, debido a que los aparatos que adquirió tenían un software de análisis para plantaciones diferentes a las de Costa Rica y otros sitios del trópico, como el arroz, el trigo o la soya. Por lo tanto decidió invertir en tecnología propia que sirviera, y contrató desarrolladores de software, que junto con sus ideas y visión, lograron crear equipo especializado en cultivos de piña y banano, para optimizar y automatizar los procesos agrícolas.
El servicio de Índigo Agrícola consiste en tomar fotografías aéreas con drones y detectar con el software los cultivos sanos y enfermos, lo que disminuye el tiempo de análisis al recolectar información y automatizar los procesos: “Hemos llegado a reducir los costos operativos en piña entre un 40% y 75%, en productividad alrededor de un 35%, y del uso de herbicidas e insecticidas hasta un 50%”, asegura Ballester.
Otro de los problemas que afrontó fue que los productores no estaban adiestrados en el empleo de tecnología agrícola: “Educar a nuestros clientes ha sido la clave de nuestro éxito. Fue un esfuerzo que hicimos y nos tomó tiempo y recursos, pero nos dio frutos”, agrega. Para este fin, fue necesario demostrar los servicios y los resultados obtenidos, aunque considera que este problema aún es un reto a vencer.
El seguimiento de cada cultivo que analizan y la asistencia técnica ha sido la estrategia fundamental. Entre los planes a futuro está seguir desarrollando software especializado y expandirse a otros continentes.
Con información de Forbes Centroamérica