Ganglios linfáticos: ¿Qué es este bulto que tengo en el cuello?

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El sistema inmune es el encargado de defendernos de los virus, bacterias y otros agentes causantes de enfermedades. A él pertenecen unas pequeñas estructuras ovaladas llamadas ganglios linfáticos que contienen diferentes células que ayudan a nuestro cuerpo a combatir las enfermedades infecciosas

En el cuello, si existe infección, suele ser un lugar en el que aparecen inflamados los ganglios. EFE/Juan Ferreras.

“Los ganglios linfáticos ejercen un papel primordial en la competición de nuestro organismo frente a los agentes patógenos como microbios, células cancerosas y sustancias extrañas, que son filtrados y atrapados en ellos para que no puedan llegar a otras partes de nuestro organismo”, explica Francisco Gallardo Chamizo, doctor en Investigación Biomédica perteneciente al Cuerpo Militar de Sanidad de las Fuerzas Armadas Españolas.

Destacan los linfocitos (glóbulos blancos) y los macrófagos. “Algunos de sus linfocitos son células productoras de inmunoglobulinas, unas proteínas esenciales para la defensa contra patógenos. Por otra parte, los macrófagos son células que fagocitan los agentes infecciosos, es decir, que engullen a virus y bacterias”, señala.

El especialista aclara que tenemos cientos de ganglios linfáticos distribuidos por todo el cuerpo. No obstante, hay regiones en las que se concentran, como el cuello, bajo el mentón, en las axilas, el pecho, detrás de los oídos, en el abdomen y en las ingles.

“Se suelen ubicar en grupos y se conectan entre ellos mediante vasos linfáticos, de forma que cada grupo de ganglios se ocupa del drenaje de una zona determinada del cuerpo. Según la región en la que se encuentren los ganglios inflamados y dependiendo de si estos son visibles o palpables, el médico podrá valorar la existencia de ciertas enfermedades asociadas”, apunta.

Algo no va bien en el cuerpo

“La última vez que te resfriaste, ¿tuviste dolor de garganta y notaste unos bultitos en el cuello? Estos bultos son ganglios linfáticos. Se hincharon porque en su interior es donde las células inmunitarias luchan contra el virus del resfriado, cerca de la nariz y de la boca, que es por donde entró”, indica la Sociedad Española de Inmunología.

El doctor Gallardo comenta que la inflamación de los ganglios linfáticos, que en medicina se conoce como linfadenopatía, se produce cuando algo no va bien en el cuerpo, de manera que se da ante múltiples enfermedades y no es un síntoma específico de ninguna dolencia.

“La inflamación de los ganglios linfáticos es consecuencia del esfuerzo de las células de dichos ganglios frente a las diversas enfermedades e infecciones”, aclara.

En este sentido, manifiesta que la causa más común de inflamación de ganglios linfáticos es la infecciosa y, en concreto, las infecciones de tipo viral, por ejemplo, el catarro común.

ganglios linfáticos
Ganglios y cuello son lugares de aparición habitual de los ganglios. EFE/Horacio Villalobos.

Pero también pueden inflamarse debido a otras infecciones como “sarampión, amigdalitis, gingivitis, úlceras bucales, dientes impactados o abscesos dentales, infección de oído, mononucleosis, VIH, sífilis, faringitis estreptocócica o tuberculosis”, enumera.

“Otra causa menos común de inflamación de ganglios linfáticos es el cáncer. Algunos tipos de cáncer en los que se puede producir son los linfomas, leucemias y aquellos cánceres que produzcan metástasis en los ganglios linfáticos, es decir, que se propaguen a los ganglios linfáticos desde otra parte de nuestro cuerpo”, precisa.

Por otro lado, “existen ciertos trastornos del sistema inmunitario que producen una inflamación de nuestros ganglios linfáticos, como en el caso del lupus y la artritis reumatoide”, señala.

Además, aunque es menos probable, “pueden inflamarse por el consumo de ciertos medicamentos como la fenitoína, los utilizados contra la malaria o la vacuna antitifoidea”, asevera el especialista.

“La inflamación de los ganglios linfáticos puede venir acompañada de dolor de garganta, fiebre y mucosidad en el caso de ocurrir, por ejemplo, debido a una infección respiratoria. Si la causa es una infección general como la mononucleosis, el lupus, la artritis reumatoide o el VIH, podríamos observar una inflamación generalizada de estos localizados en diferentes partes del cuerpo. En estos casos, además de la inflamación, podría haber fiebre alta y sudoraciones nocturnas”, precisa.

Detalles a tener en cuenta ante los ganglios linfáticos

Pero si lo que produce la inflamación de los ganglios linfáticos es el cáncer, estos “suelen ser de consistencia dura, de rápido crecimiento, indoloros y ocupar un lugar fijo”, añade.

Aunque muchas veces la inflamación está relacionada con enfermedades leves y no tiene mayor trascendencia, en otras ocasiones es necesario que sea valorada por un especialista.

El doctor Gallardo recalca que en algunos casos la inflamación de los ganglios linfáticos “no necesita tratamiento, pues desaparece con el tiempo ya que simplemente se debe a una infección de exigua importancia”.

Sin embargo, el facultativo subraya que hay que consultar con un médico si la inflamación viene acompañada de alguna de estas circunstancias:

  1. Desconocemos el motivo de dicha inflamación.
  2. Hay fiebre persistente y elevada.
  3. Se da junto a sudoración nocturna.
  4. Si se acompaña de una significativa pérdida de peso.
  5. Si los ganglios son de consistencia pétrea e irregular.
  6. Si los ganglios no se mueven a la palpación.
  7. Si los ganglios presentan coloración roja.
  8. Si continúan creciendo durante más de dos semanas.
  9. En el caso de los niños, cuando son de un tamaño superior a un centímetro.

En la consulta, el médico “llevará a cabo un examen físico y una historia clínica completa en la que recogerá preguntas acerca de cuándo comenzó el proceso inflamatorio, la forma en que lo hizo o la existencia de dolor en los ganglios linfáticos”, indica el doctor.

Asimismo, según la patología de sospecha “están aconsejados diferentes exámenes diagnósticos como analíticas de sangre, biopsias de ganglios linfáticos, radiografías de tórax o gammagrafías”, detalla el médico.

“En el caso de no ser atendidos por un profesional, los ganglios linfáticos pueden evolucionar hasta producir complicaciones, como la formación de abscesos e infecciones del torrente sanguíneo”, concluye el doctor Gallardo.

Vía – EFE

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