Nacido en Bruselas un día como hoy pero de 1801 el científico belga, Joseph Antoine Ferdinand Plateau, demostró la ilusión óptica del movimiento de una imagen por medio de dibujos correlativos en un invento bautizado como fenaquistiscopio (1832).
Todo comenzó con una lección de Física en la escuela Primaria le cautivó tanto que desde aquel momento supo que se dedicaría a descubrir cosas por medio de experimentos. Su padre, sin embargo, era un artista especializado en pintar flores que siempre quiso que se dedicara al arte.
Plateau inició sus estudios en la Academia de Diseño de Bruselas impulsado por el interés de su padre para que siguiera sus pasos hasta que quedó huérfano, un año después de empezar a estudiar y una vez superado el trauma volvió a interesarse en la Física.
En 1828, para la autoexperimentación con posimágenes, estuvo mirando al sol durante 25 segundos y pasó varios días con una gran disminución de la agudeza visual, si bien finalmente recuperó su visión normal su tesis doctoral fue «sobre ciertas propiedades de las impresiones producidas por la luz en el órgano visual».
Contenía solo 27 páginas, pero formuló una gran cantidad de conclusiones fundamentales. Detalla cómo se forman las imágenes en la retina, señalando su duración, color e intensidad exactas.
Basado en estas conclusiones, fue capaz de crear un dispositivo estroboscópico en 1832, equipado con dos discos que giraban en direcciones opuestas. Un disco estaba lleno de pequeñas ventanas, separadas uniformemente en un círculo, mientras que el otro tenía una serie de imágenes de una bailarina.
Cuando ambos discos giraron exactamente a la velocidad correcta, las imágenes parecieron fusionarse, creando la ilusión de un bailarín en movimiento.
La sincronización de las ventanas y las imágenes creaba un efecto animado. La proyección de fotografías estroboscópicas, creando la ilusión de movimiento, eventualmente condujo al desarrollo del cine.
La carrera de Plateau fue larga y productiva, ya que continuó investigando incluso después de su retiro cuando quedó totalmente ciego en 1843.
Joseph Plateau falleció en la ciudad belga de Gante el 15 de septiembre de 1883, a los 81 años, y fue enterrado tres días después en el cementerio de Mariakerke, en una ceremonia a la que asistieron numerosas personalidades.