La activista sueca Greta Thunberg lamentó este viernes en Davos, en el último día del Foro Económico Mundial (WEF), que las reivindicaciones sobre el clima fueron «totalmente ignoradas» por la élite económica del planeta reunida en Suiza y se mostró pesimista.
«Teníamos varias reivindicaciones [al llegar]. Evidentemente fueron totalmente ignoradas. Pero ya nos lo esperábamos», dijo en una rueda de prensa la adolescente de 17 años, que pedía, entre otras medidas, el cese inmediato de la financiación de las energías fósiles.
Thunberg, invitada por segundo año consecutivo a la reunión anual de la élite política y económica mundial, cerró su participación con una «huelga por el clima», la manifestación que empezó sola, en Suecia, cada viernes, y que la dio a conocer en todo el mundo como activista, sobre todo entre los jóvenes.
A pesar del balance negativo de la activista, el clima fue este año el tema central del foro, que duró cuatro días.
A lo largo de la Promenade, la calle principal de Davos, un pequeño pueblo al pie de los Alpes convertido por unos días en escaparate de las grandes multinacionales, todas los eslóganes contenían las palabras «verde» o «sostenible», signo de cierta toma de conciencia del mundo de los negocios.
Pero el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, dijo que la humanidad «perdería la guerra» si no se amplían los esfuerzos para reducir las emisiones de CO2.
– Miles de millones de árboles –
Aunque en la semana se anunciaron algunas iniciativas, las oenegés y los activistas las consideran insuficientes.
Es el caso de la alemana Luisa Neubauer, que acaba de rechazar un puesto en el consejo de la filial energética del gigante industrial Siemens y que repitió que los discursos no sirven de mucho. «Nunca hicimos huelga para que cambien los discursos», aseguró, sino para que exista «una acción climática concreta».
Los organizadores del foro lanzaron una campaña para plantar o salvar «mil millones de árboles» lo que permitiría captar CO2 pero que no tiene ningún efecto en las emisiones.
Por su parte BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo, prometió que venderá las acciones y obligaciones que tiene en empresas que generen más de un 25% de sus ingresos con la producción de carbón térmico.
Contrastando con este entorno sobre la protección del planeta, la importante delegación estadounidense, liderada por el presidente Donald Trump, rechazó incluso que exista una urgencia climática y criticó duramente a Thunberg.
El martes Trump criticó a los «catastrofistas» del cambio climático, a los que calificó de «herederos de los insensatos adivinos del pasado», en un sala llena a rebosar en la que también estaba la activista.
La sueca no se dejó impresionar y restó importancia a las críticas estadounidenses. «No tienen ningún efecto. Nos critican de esta manera constantemente. Si hiciéramos caso, no podríamos hacer lo que estamos haciendo», aseguró el viernes.
El secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, fue más allá en sus críticas y aconsejó a Thunberg que «estudiara» antes de pronunciarse.
«Que primero estudie economía y vaya a la universidad, y luego podrá volver a visitarnos», dijo en referencia al año sabático que se tomó la activista.
Thunberg respondió en Twitter que su año sabático finalizó en agosto y que, en todo caso, «no hay necesidad de un título universitario» para constatar que los esfuerzos en cuanto a limitar las emisiones de CO2 no son suficientes.
Por otra parte Davos se reafirmó este año como un punto de encuentro de líderes latinoamericanos, con la presencia entre otros de los presidentes de Colombia, Iván Duque y Ecuador, Lenín Moreno y la visita a última hora de Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países.
Cuando se cumplía un año de su autproclamanción, el jueves, Guaidó vino a pedir apoyo internacional en su ofensiva contra el gobierno de Nicolás Maduro, aunque reiteró que descarta negociar con lo que calificó de «dictadura».
Vía – AFP