La Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) advirtió sobre el impacto que tendría aplicar un redondeo en el precio de los pasajes de buses al dejarse de producir monedas de cinco colones, la denominación más baja actual.
El Banco Central (BCCR) dejará de producir estas monedas a partir del 1° de enero de 2020. Esto se le comunico, formalmente meses atrás, tanto a Aresep como al Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) para que tomarán las medidas correspondientes sobre los precios que regulen.
Sin embargo, Aresep advirtió del impacto para los 400 mil pasajeros mensuales que tienen cada una de las empresas que operan dentro del área de sectorización de San José, donde la mediana de las tarifas vigentes es de, aproximadamente, ¢300 y la transacción se hace en efectivo.
“Mientras existan en circulación monedas de cinco y diez colones, la Aresep no puede tomar la decisión de fijar tarifas redondeadas a montos distintos que beneficien o perjudiquen a usuarios u operadores”, explicó Roberto Jiménez, Regulador General, en el oficio GER-0106-2019, dirigido al Banco Central el 11 de junio, y del cual El Observador tiene copia.
Debido al costo de fabricación, su poco uso y baja recirculación, el plan es que los ciudadanos se despidan poco a poco de la pieza más pequeña al dejarse de acuñar las 4,5 millones nuevas piezas que mensualmente salen a circulación.
Sin embargo quedarán 715 millones de piezas en circulación en la economía, que seguirán funcionando como medio de pago, informó el Banco Central este 7 de noviembre.
Aresep solicita reunión
Al día siguiente del anuncio de Hacienda, Jiménez solicitó una reunión mediante una carta dirigida a Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central.
“Este asunto es de gran importancia para esta Autoridad Reguladora, debido a que dejar de emitir monedas de baja denominación (en el caso inmediato la de ¢5), tiene implicaciones considerables en la dinámica de los servicios públicos, pero en especial los de transporte”, advirtió el jerarca de Aresep en la carta del 8 de noviembre.
“Tendrá un impacto directo tanto para los prestadores como para los usuarios”, agregó.
Actualmente, la Autoridad Reguladora redondea hacia arriba cualquier tarifa cuyo cálculo exacto quede en la mitad superior del rango de ¢5 correspondiente y hacia abajo en los demás casos.
El cambio podría significar ingresos de ¢1 millón mensuales por encima de la estructura de costos de cada una de las empresas autobuseras que operan en la capital, estimó Aresep. Esto para un caso de un redondeo a ¢300 con un cálculo de estructura de costos de ¢297.50.
El impacto sería aún mayor si el redondeo se hace a los ¢25 más cercanos, en el caso de dejarse de producir otras monedas de baja circulación.
En este ejemplo, el redondeo desde una cifra base de ¢287.50 significaría ¢5 millones, es decir, corresponde a más de un 4% de la estructura de costos.
También, el efecto puede ser hasta de la misma magnitud en la dirección contraria.
De aplicarse el pago electrónico, podría coadyuvar en gran parte a solucionar la situación tarifaria de redondeo; sin embargo, esto es algo que está todavía a nivel de proyecto.
Poca vida útil
Fabricar cada moneda de ¢5 tiene un costo de ¢7,10, es decir genera una pérdida nominal para el Banco Central.
El déficit no se subsana, a pesar de que llevan 15 años de producirse en aluminio, el metal más barato que ofrece la industria mundial de fabricación de monedas.
Además estas monedas tienen una baja recirculación, de acuerdo con la autoridad monetaria. Se han puesto a circular un promedio de 143 monedas de ¢5 por cada ciudadano, pero aún así distintos sectores alegan dificultades para abastecerse.
“Aun si fueran de bajo costo para el Banco Central, la operación y logística asociada a la moneda de ¢5 es muy cara para el país. Por eso los esfuerzos del Banco se orientan más bien a ofrecer a la sociedad medios de pago electrónicos sustitutivos del dinero en efectivo, que sean trazables, seguros y eficientes”, explicó la institución en un comunicado.
También se tomó en consideración que su gestión representa altos costos para sectores como la banca, el comercio, el trasporte público, los peajes y muchos otros.
“Trasladar las monedas, custodiarlas, asegurarlas, procesarlas y distribuirlas en distintas regiones del país, significa altos costos y riesgos operativos”, explicó el Banco Central.
La decisión es parte del Transitorio II del Reglamento del Sistema de Pagos, aprobado el 2 de mayo del 2018 por la Junta Directiva de la entidad.