Estudio explora el impacto de la pandemia en la salud mental de los costarricenses

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Más de dos tercios de los costarricenses que han perdido su empleo debido a la crisis del coronavirus presentan síntomas de depresión, según un estudio realizado por la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y la Universidad Nacional (UNA).

El estudio, que fue patrocinado por el Ministerio de Salud y el Sistema de Seguridad Social (CCSS), encontró que la estabilidad laboral es uno de los factores diferenciadores más importantes para predecir la salud mental durante la pandemia.

“Quienes tienen un trabajo cuya continuidad no corre peligro, que les permite cubrir necesidades básicas y les brinda ciertos beneficios para una adecuada calidad de vida, se encuentran en una mejor situación de salud mental”, dice el estudio.

Las poblaciones de menores ingresos reportaron mayores tasas de síntomas de depresión y ansiedad, lo que la coordinadora de investigación Eva Carazo Vargas dice que debe orientar a Costa Rica en “el desarrollo de campañas, programas y políticas públicas enfocadas en la salud mental de la población”.

El estudio también intentó medir el miedo de las personas al Covid-19. Casi el 90% de los costarricenses de 15 a 80 años expresaron cierto temor a la enfermedad; muchos (39%) estaban preocupados por sus efectos en la salud, mientras que el 36,4% dijo sentir miedo al ver noticias sobre la pandemia.

Las manifestaciones físicas más significativas de esos miedos son palpitaciones en el pecho (26,4%), dificultad para dormir (18,8%) y sudoración de manos (18,8%).

“Entre quienes se encuentran en los estados de salud mental más críticos, el miedo al Covid-19 se manifiesta con nerviosismo y ansiedad al ver noticias o historias en las redes sociales”, explica el estudio.

Entre las recomendaciones del estudio se encuentran:

  • Mantenga una rutina diaria, incluso si no tiene un trabajo o un horario laboral formal.
  • Mantener lazos sociales y participar en actividades de ocio recreativas.
  • Busque ayuda profesional si es necesario.

“En esta coyuntura, es fundamental fortalecer los servicios de salud mental”, concluyó el equipo de investigación. “Además, es importante fortalecer específicamente la atención a las poblaciones vulnerables, y también buscar formas de reducir esa vulnerabilidad y potenciar los factores protectores de la salud mental como la estabilidad económica, la educación y, en general, el acceso a los servicios públicos”.

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