«Esto es un éxito. ¡Brillante! ¡Magnífico!». Felicidad absoluta en los cuarteles de la NASA tras recibir la confirmación del primer vuelo del helicóptero Ingenuity en Marte. «Ya podemos decir que un helicóptero ha volado en otro planeta. Debemos celebrar este momento, ¡felicidades a todos!», ha dicho a su equipo una exultante Mimi Aung, gerente de proyectos en el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL). Después de una semana de retraso por un problema técnico, el artefacto ha conseguido por fin convertirse en el primero controlado y a motor en surcar los cielos de otro mundo. La hazaña ha sido comparada con la de los hermanos Wright en la Tierra y se considera «histórica».
La prueba ha mantenido a los ingenieros de la agencia espacial en vilo porque, como han repetido numerosas veces esta mañana antes de recibir los datos, «volar en Marte es muy difícil». Y lo es, entre otras cosas, por la baja densidad en la superficie del planeta rojo, un 1% de la Tierra, y la gran distancia que nos separa: 470 millones de kilómetros. Pero también por la incertidumbre provocada por el contratiempo detectado el pasado 11 de abril, fecha para la que inicialmente estaba programado el primer vuelo.
El primer intento se retrasó por un fallo durante una prueba de máxima velocidad del rotor. Un temporizador de vigilancia, que se encarga de alertar de cualquier problema potencial, impidió que el helicóptero cambiase a ‘modo de vuelo’. Durante la última semana, los ingenieros han probado dos soluciones para abordar el problema y decidieron ajustar la secuencia de comando de la Tierra, que no requiere modificar el software de control.
El equipo había contemplado cinco posibles escenarios. El primero es que el helicóptero no despegara por el error mencionado. En ese caso, se habría vuelto a intentar mañana. También se contemplaban tres escenarios en los que el robot despegaba pero no lograba completar del todo su recorrido. Finalmente, había otra posibilidad, que es la que se ha cumplido: el vuelo exitoso. «Pase lo que pase, estamos aquí para aprender», decían previamente los ingenieros.
Pero por fin, alrededor de las 13.00 horas, la Instalación de Operaciones de Vuelo del JPL recibía los datos y las impresionantes imágenes de que el dron ultraligero de 1,8 kilos, que viajó hasta el planeta rojo en la ‘panza’ del rover Perseverance, había conseguido su objetivo.
A la espera de que la NASA confirme cómo ha ocurrido todo, el Ingenuity ha realizado un sencillo vuelo: se ha elevado unos tres metros por encima del suelo. Una vez ha llegado a la altura máxima, ha hecho un pequeño giro, pero sin desplazamiento en horizontal. Y luego ha aterrizado. Ha tardado apenas unos 30 segundos, bautizados como los «3o segundos de terror». A esta primera prueba le seguirán cuatro vuelos en treinta días en los que se irá incrementando progresivamente la dificultad.
El rover Perseverance ha brindado apoyo durante las operaciones de vuelo, ha tomado imágenes, recopilado datos ambientales y albergado la estación base que permite que el helicóptero se comunique con los controladores de la misión en la Tierra. «Para mí esto es muy emocionante, abre muchas puertas. Y hay muchas aplicaciones que podremos utilizar, como llegar a sitios para explorar donde ahora es imposible», ha afirmado Thomas Zurbuchen, administrador de la NASA.
El Ingenuity no está equipado con instrumentos científicos, por lo que no ayudará al Perseverance en su búsqueda de rastros de vida antigua en el cráter Jezero, donde hay evidencias de que en el pasado había un gran lago. El único objetivo del helicóptero es demostrar que puede volar en las condiciones extremas de Marte. Taryn Bailey, ingeniera en el JPL, cree que la mayor pregunta que se puede hacer sobre este experimento ha sido contestada: «Es si podemos volar en Marte y la respuesta es sí».
Fuente: ABC