James Rodríguez, de transferible a fichaje galáctico

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Zinedine Zidane ya no tuerce el gesto cuando le preguntan por James. Ahora, hasta le regala elogios. «Es que es muy bueno y se lo está dejando todo en el campo», aseguró el francés tras el partido ante el Levante, mientras el colombiano aún cogía aire en el vestuario después de haberse pegado una paliza con y sin balón. «Está muerto, pero estoy contento por él. Ha jugado muy bien», sentenciaba su técnico, sonriendo.

James ya no es un bulto sospechoso en el Real Madrid, sino un fichaje galáctico. El colombiano, que estuvo todo el verano sonando como futuro jugador del Nápoles o el Atlético, ha dado la vuelta a su situación con Zidane y disfruta nuevamente en el equipo blanco. Por ahora son sólo cuatro jornadas de Liga las que llevamos y dos los encuentros que ha disputado, pero tiene pinta de que va a ser un jugador clave para el Madrid esta temporada. Al menos, si mantiene esta actitud con la que ha conquistado a Zidane. La afición, desde luego, se ha ilusionado con él y la percha de la que cuelga su camiseta en la tienda oficial del estadio es nuevamente una de las más transitadas. El 16 es ahora el número de moda.

No es ningún secreto que la relación entre el francés y el colombiano estaba rota. Hace dos años, James decidió dejar el Madrid porque Zidane no contaba con él. Ni James quería seguir con Zizou ni Zizou quería contar con James. Un divorcio que dejó muy tocado anímicamente al colombiano. Porque no olvidemos que James siempre se declaró hincha del Real Madrid desde niño por Zidane, al que siempre señaló como su ídolo. Y era precisamente su ídolo el que le dejaba fuera de las finales de Champions de Milán y Cardiff y el que le abría las puertas del Madrid. James se fue a Múnich con la pena de dejar el club de su vida y una ciudad, Madrid, en la que era plenamente feliz.

Dos años después y tras un verano en el que Zidane daba por hecho que James saldría, la situación ha cambiado por completo. La relación entre ambos poco a poco va mejorando y James, con confianza, empieza a demostrar que es un jugador superlativo. Su partidazo ante el Levante le confirma como un fichajazo para este Real Madrid necesitado de ilusión y de talento, condiciones que reúne James, decidido a agarrar y no dejar escapar esta segunda oportunidad que le da el fútbol y el club de su vida.

Ante el Levante, James volvió a disfrutar del fútbol en el Bernabéu. Arropado por un público que le idolatra, firmó un partidazo en todos los sentidos. Corrió más de 10 kilómetros y con el balón en los pies su zurda guió al Madrid durante muchas fases del encuentro. Fue el socio de todos sus compañeros (63 pases buenos por 12 fallados) y en especial el de Karim, al que le dio el pase del 2-0. También regaló taconazos y controles imposibles para alegría de un Bernabéu que no entiende cómo este jugador estuvo a un paso del Atlético de Madrid. Posiblemente, pensará Zidane, ese James transferible de inicios del verano no tiene nada que ver con este de ahora, comprometido, fino, en forma y con ganas de triunfar en el Real Madrid.

Extasiado y con la musculatura acalambrada James llegó al vestuario del Madrid tras jugar ante el Levante. Allí fue felicitado por Zidane y allí empezó el colombiano a vislumbrar una nueva titularidad, esta vez en París, ante el PSG. Su primera gran noche europea de blanco desde aquel varapalo que supuso quedarse fuera de la final de la Liga de Campeones de Cardiff. Fue el 3 de junio de 2017, pero han cambiado mucho las cosas desde entonces. Para bien.

Vía – Marca

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