El 2019 será recordado como un año histórico para el fútbol femenino costarricense y en ese proceso Shirley Cruz juega un papel preponderante.
Ella, que regresó al balompié criollo este año tras su brillante paso por Europa, fue el impulso vital para un deporte que vivió momentos de gloria luego de años en el olvido.
Exjugadora del Olympique Lyon, con quien fue seis veces campeona de Francia, ganó dos copas de Francia y dos Champions League, del París Saint Germain, elegida la mejor jugadora de la liga gala en la temporada 2012-13, Cruz volvió a Costa Rica para convertirse en el referente de deporte en metamorfosis.
De ser una disciplina que si acaso era mencionada en los medios, pasó a tener titulares a ocho columnas y constante seguimiento.
Y esto no fue gratuito: Medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, con Cruz como capitana, dos veces se rompió el récord de asistencia a un partido de fútbol femenino en una semana, imponiento la histórica cifra de 16.900 en el estadio Morera Soto, donde Shirley y sus compañeras conquistaron el primer título para Codea Alajuela.
Precisamente Cruz fue la primera futbolista profesional en el amplio sentido de la palabra. La contrató Liga Deportiva Alajuelense para que jugara con Codea, equipo con el que los manudos tienen un convenio y en el próximo torneo el plantel se llamará Alajuelense-Codea.
Esto en consonancia que una directriz de FIFA de que los clubes masculinos tengan su versión femenina para que se desarrolle el fútbol entre las mujeres al contar con la infraestructura que tienen los planteles masculino.
Pero el Club Sport Herediano llegó a un acuerdo con la Asociación Deportiva Moravia, conjunto que en el próximo torneo femenino se llamará Herediano-Moravia.
Esto presagia que el venidero certamen será mejor aún, pues el fútbol de mujeres tiene bondades que no dispone el masculino: No hay perdida de tiempo, no se simulan faltas, no hay broncas entre jugadores, que son más leales al espíritu del Fair Play.
Encima, dispone de gran calidad técnica, algo que sin duda ejemplica a Shirley Cruz, quien a sus 34 años es el nervio y motor de su equipo y de la Selección Nacional.