La ermita de Picagres: una joya en zona rural que empieza a contar su historia

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Pasando las montañas de Ciudad Colón y el centro de Puriscal, un camino serpenteante, y que desciende en altitud, lleva al pueblo de Llano Grande y al distrito de Picagres. Una ruta, a veces asfaltada y a veces no.

Con su color verde y estilo ecléctico, y exudando tintes de influencias victorianas y neogóticas, se erige la ermita de Picagres; una pequeña iglesia que, aún 80 años después, parece verse casi igual al día que fue construida, a finales de la década de 1930.https://www.youtube.com/watch?v=7WWA4XnY1PY&feature=youtu.be

Y es aquí, justo en esta ermita, donde el sinuoso camino desemboca en el pequeño pueblo de Llano Grande; después de ahí quedan los trillos.

En este asentamiento, en el cual solo viven 675 habitantes -según el último censo nacional-, la ermita es, junto a la plaza de deportes y escuela local, uno de los pilares de la comunidad; por no decir: el más importante.

Para tener una idea de la ubicación tan recóndita de este distrito y su tesoro arquitectónico, los habitantes explicaron que “siempre hemos tenido malos caminos”. De hecho, a pesar de pertenecer al cantón de Mora, no existe un servicio de bus con esta localidad.

“Aquí entran tres buses al día. A las 5:00 a. m., a la 1:00 p. m. y a las 6:00 p. m., con el bus de Puriscal. Con Mora, no hay servicio, explicó a El Observador, Estela Jiménez, la actual encargada de velar por las llaves del histórico aposento.

Madera y hojalata

Esta pieza arquitectónica, construida con madera de cedro amargo y forrada en su exterior con un velo de hojalata, ha logrado aguantar el paso de las décadas, gracias al cuidado de los habitantes de este pueblo y cuyo desinteresado esfuerzo podría desembocar en el reconocimiento de la ermita como Patrimonio Nacional, una gestión que apenas da sus primeros pasos en una fase de estudio. Aún, nada es seguro.

“Representa, quizá, el edificio más valioso, a nivel de patrimonio historico y arquitectonico, que existe en esa comunidad. La ermita es como del año 1938 y, a pesar de ser de madera, está en muy buenas condiciones”, explicó el historiador del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (Cicpc), Carlos Zamora.

Así se veía la ermita en el 2003. Los lugareños contaron que un visitante tomó una foto y meses después volvió con algunos cuadros que regaló para ofrecer en una rifa. (Marco Marín/El Observador)

La ermita de Picagres se encuentra en uso, a pesar de que su actividad es menor. Actualmente, solo se celebra misa el primer sábado y el tercer viernes de cada mes. La figura de adoración es el Dulce Nombre de Jesús y celebran sus fiestas patronales el segundo día de enero.

La comunidad cuenta la historia

El pasado lunes 11 de noviembre, el historiador Carlos Zamora y el arquitecto Gustavo Morera -también del Cicpc- visitaron la capilla con el objetivo de comenzar el estudio para declarar esta, y otras cinco ermitas en zonas aledañas, como una herencia oficial reconocida por el Estado.

La gestión responde a la iniciativa de la Municipalidad del cantón de Mora, en la que se ubica el distrito de Picagres, y la cual inició la solicitud de declaratoria de patrimonio desde octubre del 2018.

Durante su visita, los representantes del Centro conocieron la iglesia y pudieron entrevistar a lugareños, entre ellos habitantes como Don Carlos, de 80 años, y quien se casó en esta capilla en 1968.

“Ya ni me acuerdo, tenía 29 años. Fue un sábado, de día. Nosotros tuvimos diez hijos, algunos los bautizamos aquí y otros en Barbacoas. El primogénito, Martín (de 50 años), fue el primero que bautizamos aquí”, destacó el octogenario.

Don Carlos, doña Doris, doña Estela y don Rodrigo, fueron los habitantes entrevistados por el historiador, Carlos Zamora, con el objetivo de plasmar la historia de la ermita. (Marco Marín/El Observador)

Otros residentes como la pareja de esposos Doris Monge y Rodrigo Rodríguez explicaron a los investigadores un poco más sobre la historia de la ermita. Entre los detalles que recordaron está el nombre del constructor y las diferentes renovaciones que se le han hecho al inmueble.

“La familia de Etiliano Zúñiga y sus hijos construyeron esto con la ayuda de carpinteros de la zona”, recordó Monge, quien agregó que la madera fue donada por varias familias de la zona.

Ambos, nativos de Picagres y con más de 60 años de vivir en esta alejada comunidad, narraron a Zamora y a Morera, con lujo de detalle, la evolución de la ermita.

La pareja destacó que los vitrales que aún exhibe la capilla, datan de su construcción original, así como la “chapa metálica que la recubre. Más tarde, Zamora explicó que esta cubierta de metal surge como moda tras el terremoto de Cartago, en mayo de 1910.

Una mezcla de influencias

En cuanto al estilo de construcción, Morera explicó a El Observador que se podía notar una mezcla de influencias. Por ejemplo, la fachada presenta características del estilo victoriano de finales del siglo XIX, mientras que los ventanales se denotan con tintes del periodo neogótico.

Por su parte, el suelo de la pequeña iglesia ha sido, junto con la pintura del inmueble, los componentes que más variaciones ha sufrido a lo largo de los años.

Monge recordó que la ermita pasó de tener un “piso ‘e tierra”, a tener un una cubierta de cemento mezclada con arena, sacada del río del mismo nombre del pueblo. Finalmente, a finales de la década de 1960, se instaló el colorido mosaico que se puede apreciar actualmente.

Sobre las bancas y los muebles, “Doña Doris”, como todo el mundo le llama en el pueblo, aseguró que ella “estaba en cuarto grado, cuando Luis Bolaños y su familia, de San Miguel de Turrucares” construyeron las bancas en las que, actualmente, uno se puede sentar.

Las últimas mejoras al templo son más recientes. A principios de los 90, se agregó un pórtico a la entrada, para brindar soporte tras el temblor de Limón. Alrededor de esa época, el carpintero local Gerardo Bermúdez, se encargó de construir el altar de la ermita, una de sus piezas más preciadas.

Finalmente, en el 2013, los habitantes de Picagres -“a punta de turnos y ferias”- lograron reunir suficiente dinero para hacer un cambio de la instalación eléctrica.

Historia por hacer

Tras la visita, la labor de los representantes del Cicpc se vuelca al análisis de la información y la transcripción de las entrevistas para poder elaborar el informe que deben de presentar, en julio del 2020, ante la Comisión encargada de dictaminar si la ermita recibe, o no, la distinción de Patrimonio Nacional.

No obstante, con en base en su experiencia de casi 30 años en el Centro, Zamora adelantó que “es muy probable” que la solicitud sea aprobada, en especial por que otras ermitas similares ya han recibido esta distinción.

“En ese ambiente rural, es una joya. No es la única que hemos declarado Patrimonio, incluso yo. Pueden haber, no menos de 20 de similares condiciones, entonces reúne todos los requisitos para ser declarado”, añadió.

Zamora recordó que la Ley 7555, de 1955, estipula los requisitos necesarios para obtener este título. Entre ellos, destacó los valores de antigüedad y la autenticidad.

En cuanto al primero, Zamora explicó que lo cumple. Por otro lado “puede ser muy antiguo pero si carece de este valor, la cosa puede no ir tan bien. La autenticidad significa ,¿en qué condiciones se encuentra el inmueble con respecto a cuándo fue construido?

“El inmueble, para una declaratoria, debe conservarse lo más fiel con respecto a su estilo original. Eso no implica que no haya recibido renovaciones. En este caso, el valor lo tiene, en no menos, de un 95% de autenticidad. En 80 años ha sido preservado”, explicó.

Zamora destacó que está hito se debe al trabajo de los habitantes de Picagres. “Nada es Patrimonio, si no es valorado por la comunidad”. El historiador añadió la importancia de estos procesos ya que mucha de la historia vive en los pobladores.

“Usted no va a encontrar mucha información sobre esta ermita en libros escritos o Internet. Casi todo vive en el aporte oral de los habitantes. La historia de este lugar está por hacerse”, sentenció Zamora.

Esta no es la única ermita del distrito de Mora que está solicitando la declaratoria. Otras ubicadas en los distritos y pueblos aledaños de Balsilla, Corralar, Jaris, Llano Grande y El Rodeo, también esperan ser visitadas en las próximas semanas por Zamora y Morera.

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