ada vez más asustados por el impacto de nuestras conductas y nuestros consumos en la salud de la planeta y su biodiversidad, los humanos estamos adoptando nuevos hábitos para reducir o contener la contaminación, el calentamiento global y otros desastres que venimos provocando hace siglos. Si bien ya hay mucha gente dedicada a reciclar y eliminar plásticos de la vida cotidiana, nada parece ser suficiente por una razón sencilla: los ciudadanos particulares no son los principales responsables de los peores problemas, que deben atenderse en las esferas gubernamentales y empresariales.
Teniendo en cuenta los pronósticos que aseguran, entre tantas otras cosas, que de acá a 30 años va a haber más plástico que peces en el mar, algunas multinacionales están empezando ¡por fin! a tomar medidas para desalentar ese proceso. Muchos, no sin razón, van a sentenciar que se trata de medidas insuficientes o ineficientes, en el marco de campañas de RSE con fines sobre todo publicitarios. Puede ser; pero no deja de ser interesante ver el rumbo que van eligiendo algunas políticas institucionales, impulsadas por una creciente preocupación social.
Por ejemplo: la cadena Burger King, en Inglaterra, acaba de lanzar una estrategia de marketing para recuperar los juguetes de plástico comercializados en combos infantiles a lo largo de las últimas décadas. Llamada «The Meltdown», la iniciativa busca que las familias devuelvan los chiches en más de 500 sucursales distribuidas en ese país para proceder a «derretirlos» y reciclarlos en formas de bandejas y otros elementos de uso común en la empresa. Desde este 19 de septiembre y hasta fin de mes, los locales tendrán contenedores especiales destinados a la entrega de los juguetes. A cambio, aquellos que colaboren se llevarán comida gratis, stickers y coronas, eso sí: con la condición extra de comprar un combo.
