Esta semana entraron a regir las nuevas políticas en el proceso para la importación de vehículos usados en Costa Rica.
Las medidas establecidas en el artículo 5 de la Ley de Tránsito tienen como fin impedir el ingreso al país carros con pérdida total, que haya sido sacado de circulación en su país de origen o con uniones estructurales no autorizadas.
Ahora, la inspección para nacionalización de vehículos usados deberá superar los siguientes pasos: una revisión documental, la inspección con equipos, inspección manual e inspección visual, los cuales estarán a cargo de funcionarios de RITEVE.
La primera etapa es documental y deberá ser solicitada por el importador en cualquier estación de RITEVE con el título de propiedad del país de origen para iniciar un estudio que compruebe los datos reales del vehículo.
“Luego visitamos el almacén donde está el vehículo para revisar físicamente que el mismo no cuente con uniones estructurales, con el volante a la derecha, que el kilometraje corresponda al mismo que se reporta en la declaración jurada por parte del importador y que el número de VIN o chasis no tenga ninguna irregularidad”, mencionó Jennifer Hidalgo de RITEVE.
Una vez que se verifican estas dos fases se emite un informe aprobando o rechazando el vehículo, el cual llegará vía correo electrónico al importador que lo solicitó.
En caso de recibir el aval el carro es enviado a la Dirección General de Aduanas, pero si es denegado, el Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) será el encargado de culminar el proceso.
“El fin último es transparentar el proceso y proteger al comprador, quien, en adelante, podrá adquirir el vehículo con la tranquilidad de que fue revisado por personal especializado, responsable de rechazar aquellos que incumplan las condiciones”, destacó Juan Carlos Gómez, director general de Aduanas.
Los almacenes fiscales deberán contar con instalaciones mínimas para realizar la inspección, la cual deberá completarse en un tiempo razonable.
