La cirugía estética vive su época dorada en China, donde cada vez más jóvenes (sobre todo mujeres) aprovechan las vacaciones de verano para pasar por las manos de un cirujano, especialmente en épocas clave de su vida como antes de ir a la universidad o de buscar su primer trabajo.
«Los adolescentes y jóvenes se transforman lo antes posible, así tienen más confianza en la Universidad, para buscar trabajo o para elegir pareja», cuenta a Efe en una entrevista telefónica Wan Neng, subdirector de cirugía plástica en el First People’s Hospital de Huaian, provincia de Jiangsu.
El pasado mes de abril empezaba a cotizar en la bolsa de Nueva York (dentro del índice Nasdaq) So-Young International, la aplicación de internet china en la que los usuarios evalúan y contratan servicios de cirugía estética.
Según un informe de esta empresa que está respaldada por el gigante tecnológico chino Tencent, el número de consumidores de estética médica en China alcanzó los 20 millones en 2018 y entre las personas que reservaron tratamientos cosméticos a través de la aplicación el 64 por ciento nació después de 1990 (tiene menos de 29 años) y el 19 por ciento después del año 2000 (menos de 19 años).
«Los jóvenes son mucho más receptivos a las cosas nuevas», explica el doctor Wan, quien confirma que el verano es temporada alta en los cada vez más frecuentes hospitales, clínicas o centros estéticos del país.
«Sí, es verdad, en verano hay un aumento que está relacionado con las vacaciones. En general, cuando llegan periodos festivos como el verano o las vacaciones de invierno el aumento es muy considerable», explica.
Según un informe publicado en 2018 por la plataforma de procedimientos cosméticos GengMei, la industria de la cirugía estética en el país asiático tiene un valor de 71.800 millones de dólares y el año pasado aumentó en un 10 por ciento en comparación con 2017.
Las inyecciones de ácido hialurónico, las cirugías de nariz y ojos son las más populares, entre ellas la cantoplastia, la elevación del ángulo exterior del párpado o la del doble párpado, que busca elevar el párpado y que el tamaño de los ojos aumente.
«En China se tiene cada vez más obsesión por la belleza. Podemos decir que es una tendencia inevitable que va de la mano del desarrollo social», cuenta a Efe Yu, una mujer de 40 años que se ha sometido a operaciones en su rostro.
Con el país cada vez más abierto al exterior y sus habitantes con un mayor poder adquisitivo, los chinos cada vez «conocen mejor la belleza y se esfuerzan por ser cada vez más bellos, por lo que cada vez gente más joven busca esto», añade Yu.
En las puertas de una clínica de Shanghái, un llamativo cartel publicitario proclama: «Sonríe durante todo el verano, empieza por los dientes». Una mujer occidental de sonrisa perfecta llama desde el póster a atravesar las puertas del centro.
A él acceden decenas de pacientes con pocas ganas de hablar, muchas de ellas jóvenes acompañadas de sus padres.
Y es que, como confirma el doctor Wan, los padres suelen estar de acuerdo en que sus hijos se operen y «la mayoría de las operaciones son pagadas» por ellos, quienes lo ven como una forma de «apoyar a sus hijos» para que «aumenten la confianza en sí mismos».
En China, recuerda, los menores de edad necesitan el consentimiento paterno para realizar cualquier tipo de cirugía.
Uno de los aspectos que más está influyendo en que los jóvenes chinos pasen por el bisturí a edades tempranas son las redes sociales e internet, como señalan expertos como el psicoterapeuta Jamie Chiu en un artículo recientemente publicado en el diario South China Morning Post.
«Trabajo principalmente con adolescentes» y hoy existe una nueva cultura que dice a los jóvenes que «ser hermoso significa lucir como un modelo de Instagram», cuenta el psicoterapeuta.
«No hay duda de que les hace daño a su autoestima crecer en este entorno obsesionado con las redes sociales», apunta al asegurar que después de mirar las redes sociales, casi la mitad de todos los adolescentes se sienten tristes e incluso tienen sentimientos de depresión cuando piensan en sus propios cuerpos.
Paula Escalada Medrano -EFE