Costa Rica es epicentro de una significativa oleada de migración; tanto de personas que van de paso en su intento por llegar al norte, como de emigrantes que se quedan en nuestro país, buscando una mejor vida que la que tenían en naciones vecinas. El movimiento humano impacta servicios fundamentales del Estado como la educación.
Un reciente estudio del Sistema de Integración Centroamericano (SICA) mostró que Costa Rica es el único país del istmo que ofrece educación a migrantes en los tres niveles: primaria, secundaria y universidad.
Hilando en dos de esos niveles, datos del Ministerio de Educación Pública (MEP) indican que el 5% de los niños y jóvenes inscritos en centros de enseñanza estatales son extranjeros. Desde tempranas edades, se configura el crisol cultural que existe en nuestras aulas.
El Ministerio lo tiene claro: todas las personas pueden tener acceso a la educación. «No se le van a cerrar las puertas jamás a una persona independientemente del país del que provenga», indicó Víctor Pineda, asesor nacional de Educación Intercultural del MEP.
El funcionario señaló que el derecho a la educación acoge incluso a las personas en condición migratoria irregular.
La provincia que registra más estudiantes extranjeros es San José: uno de cada tres matriculados (33%). Luego se ubican Alajuela con 31% y Heredia con 11%. Guanacaste, Puntarenas y Limón contabilizan un 7% de alumnos foráneos cada una. Mientras que Cartago es la que posee el porcentaje más bajo, con un 4%.
«El Ministerio de Educación Pública busca dar una atención integral a las personas migrantes, refugiadas y en riesgo de apatridia, que ninguna situación se convierta en una barrera para ejercer su derecho inalienable a la educación”, señaló Pineda.
Para evitar la discriminación dentro de los centros educativos, el MEP lanzará un Protocolo de Intervención ante Situaciones por Discriminación Racial y Xenofobia. El documento se divulgará en enero y será de acceso público.
«Lo que se propone siempre es de asesoramientos y capacitaciones a las personas encargadas del proceso educativo. Siempre tratar de manejar y trabajar, centrarnos en todos los aportes culturales que tienen los países en general», afirmó Pineda.
La institución también realiza Encuentros de Población Migrante. En estos espacios, los extranjeros estudiantes en Costa Rica, pueden dialogar sobre cómo se sienten. Esto genera insumos para tomar decisiones y ejecutar acciones encaminadas a eliminar la discriminación y a una integración real.
Representar la cultura de todos en el aula
El MEP aspira a que los extranjeros se sientan «como en casa». Por eso buscan dar un servicio educativo sin perjuicio a las culturas de origen de los estudiantes, pero «con valoración a la identidad nacional costarricense», de acuerdo con Víctor Pineda.
Se implementan técnicas de empoderamiento y de reconocimiento de la cultura. Por ejemplo, cuando los docentes imparten contenidos, deben incluir a las nacionalidades que están representadas en el salón de clases.
«Un ejemplo sencillo: si están viendo poesía, se analizan las poesías costarricenses y también de poetas de los países que estén allí representados en el salón de clases», señaló Pineda.
«Hay otras formas de inclusión como por ejemplo tomar en cuenta los hitos del país de origen para entonces colocar murales o hacer actividades de información y análisis en el aula para tomar en cuenta por ejemplo fechas conmemorativas, personajes históricos, relieve incluso», agregó.
De esta manera, se genera un sistema de ganar-ganar, según Pineda. Los extranjeros se sienten integrados y los nacionales enriquecen su visión del mundo.
«En nuestro caso, tenemos que centrarnos mucho en la riqueza cultural nicaragüense, porque es uno de los países más o la nacionalidad con más afectación desde discriminación acá en el país en general», señaló Pineda.
Matrícula sin discriminación
En total, hay poco más de un millón de estudiantes matriculados en los centros educativos. De ellos, 49 mil son extranjeros. El MEP procura que los procesos de matrícula sean libres de discriminación.
En la parte administrativa, la institución se dirige con el Decreto Ejecutivo 40529 Reglamento Técnico de Matrícula y Traslado.
Las personas foráneas pueden empadronarse en el centro según la situación en la que se encuentren. Pineda explicó que si no tienen documentos probatorios del sistema educativo de su país de origen, pueden hacer un examen de ubicación.
Si cuentan con estos documentos hay dos opciones. Los migrantes deben traer los originales y apostillados, es decir validados por el Ministerio de Relaciones Internacionales de su país. Si no tienen esta última condición, deberán hacer el examen de ubicación.
A las personas refugiadas solo se les pide que sean originales, no tienen que estar apostillados. Si los documentos los tienen en copias o fotografías, también deberán realizar la prueba para la ubicación.
«Por su condición migratoria, la salida puede ser porque el Estado es el ente persecutor. No le vamos a pedir que busque apoyo de su Estado para estos trámites», indicó Pineda, sobre quienes buscan refugio ante persecuciones en sus países.
«Siempre se trabaja con que ninguna persona migrante o refugiada va a recibir un trato menos favorable que el estudiante nacional (…) se trabaja desde una equidad y desde una igualdad en cuanto a deberes y derechos», comentó Víctor Pineda.
Vía – Elobservadorcr