Se llama Crensa y es un restaurante que abrió este lunes en el barrio valenciano de Benimaclet, pero con algo que le hace único en España: sus dos camareras son robots, responden al nombre de Mulán y sirven los pedidos con tanta educación como al pedir paso para llevar sus platos y llamar «cariño» al cliente.
Los robots, que reclaman que se les despeje el camino con un «déjeme pasar, por favor», sirven la comida con dulzura y un «que aproveche, cariño», son la gran novedad de este establecimiento de comida asiática en un barrio en constante evolución, al noreste de la ciudad.
El dueño del restaurante, el chino Erick Yan, ha asegurado a Efe que «seguirá su expansión» con al menos dos establecimientos más en la ciudad antes de intentar exportarlo al resto de España. El lema que preside su web es: «Excelencia culinaria elevada por la tecnología».
Yan ha asegurado que las comandas de estos nuevos camareros son bastante sencillas por el momento, pese a que espera poder «enseñarles» trabajos más difíciles, como cobrar o que los clientes les pidan.
Por eso, por el momento no olvide darle al botón de ‘salida’, para que Mulán vuelva a su lugar, a menos que quiera ser observado mientras degusta los platos de este restaurante asiático.
Los robots de sala están equipados con bandejas para llevar a los clientes sus pedidos y los seis de cocina cuentan con procesadores inteligentes que agilizarán el trabajo.
No obstante, el restaurante estará complementado por los trabajadores del establecimiento, ya que los autómatas «no son sustitutivos del personal», ha aseverado Yan, aunque matiza: «Todo llega».
El propietario ha explicado que en diversos países asiáticos, como China o Japón, los robots «ya son una realidad» en los restaurantes, además de bromear con que «allí, lo que vemos en las películas en las que nos muestran el futuro es lo que se intenta imitar».
La decoración futurista del local complementa la presencia de los dos robots de sala, de colores blanco y rojo, apariencia femenina, metro y medio de altura y cabeza redondeada con ojos y labios rojos, con un pañuelo anudado al cuello.
Previamente a la apertura del local -donde pueden degustarse desde arroces asiáticos hasta tallarines, pasando por tempuras, rollitos, ramen y verduras-, los nuevos empleados del restaurante han tenido que «entrenar» para habituarse a trabajar con los robots y, además, contar con la última tecnología en la cocina.