A raíz del reciente desplazamiento de cocodrilos a sitios turísticos por condiciones generadas por la pandemia y las interacciones negativas con seres humanos, el Área de Conservación Tempisque (ACT) del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) inició un proceso de investigación, con el objetivo de ejercer un mejor control y manejo de estas poblaciones del Pacífico Norte.
Desde hace algunos meses se inició la planificación de un estudio para estimar la población de cocodrilos de los ríos de la vertiente del Pacífico Norte de Costa Rica, que permitirá tener un estimado de la cantidad de cocodrilos de estos ríos, sus tallas y sexo y con ello iniciar un monitoreo a largo plazo del desplazamiento de estos organismos, de manera que se puedan prevenir y atender interacciones negativas con los seres humanos.
Rafael Gutiérrez, director ejecutivo del SINAC, se refirió a importancia de que «nuestros guardaparques conozcan la diversidad y el estado de las poblaciones silvestres para poder tomar decisiones acerca de su estado y de su protección, realizar muestreos de especies que permitan estimar sus poblaciones e implementar una estrategia de manejo para lograr la convivencia con los cocodrilos y reducir los ataques en el Pacífico Norte».
Como parte del proceso, se realizó el primer monitoreo el 10 de junio de 2021 en el Río Ora, cerca de la comunidad de Estrada Rávago de Hojancha, y en el Río Bongo, en la provincia de Puntarenas. A partir de estos sitios de atracción turística, se continuará con la labor de monitoreo durante varios meses, culminando en la frontera con Nicaragua.
En este plan participa personal del ACT-SINAC, coordinado por el biólogo Mauricio Méndez, junto con el especialista en cocodrilos, Juan Bolaños. Se cuenta, además con el apoyo de la Cámara de Turismo de Guanacaste (CATURGUA).
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Nelson Marín, director regional del Área de Conservación Tempisque, mencionó que para esta investigación se parte del conocimiento que tienen los vecinos sobre los lugares en donde han visto o han tenido encuentros con cocodrilos.
«Luego se realiza un análisis de la información cartográfica de la zona y posteriormente, recorridos nocturnos por los ríos para el conteo y captura de individuos que, una vez medidos y sexados, se liberan», detalló.
Una vez realizados los estudios de monitoreo, el SINAC generará información sobre su estatus poblacional, lo que permitirá plantear acciones de conservación. Y la implementación de estrategias de identificación, prevención, monitoreo y manejo para lograr la convivencia y mayor conocimiento de la especie, con la finalidad de conservarla y reducir los riesgos de ataque, concluyó Marín.
Fuente: elmundo.cr