Una nueva cápsula que la NASA espera utilizar a partir de 2020 para enviar astronautas al espacio será lanzada este viernes desde Florida, en el inicio de una misión de prueba crucial para que Estados Unidos retome los vuelos espaciales tripulados desde su suelo. A bordo de la nave viajará solamente Rosie, un maniquí.
Esta prueba del CST-100 Starliner, nombre oficial de la nave construida por Boeing, es determinante para la mancillada reputación del gigante aeroespacial, en medio de una crisis derivada de accidentes aéreos protagonizados por su modelo de avión 737 MAX, pero también para el orgullo nacional estadounidense.
Si el ensayo resulta exitoso, la NASA volverá a enviar a partir del próximo año a sus astronautas en una nave estadounidense por primera vez en nueve años, luego de que puso fin a su programa de transbordadores espaciales en 2011.
El Starliner llevará a bordo a una única pasajera, un maniquí bautizado Rosie, en honor a «Rosie la remachadora», nombre con que se conoce a la icónica imagen de una joven mujer que enseña sus bíceps inflados y dice «Podemos hacerlo», símbolo de la participación de las mujeres en el esfuerzo bélico estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.
Desde que retiró al Space Shuttle, tras 30 años de servicio, el transporte de astronautas de Estados Unidos a la Estación Espacial Internacional (ISS) lo realizan los cohetes rusos Soyuz, dependencia de la que Washington quiere librarse, incluso cuando la cooperación espacial entre los dos países se ha mantenido en excelentes términos a lo largo de los años.
NASA/AFP / Joel KOWSKYEsta imagen muestra al cohete Atlas V con la cápsula Starliner en su cúspide, en la plataforma de lanzamiento en Cabo Cañaveral, Florida, el 18 de diciembre de 2019
Bajo la presidencia de Barack Obama, la agencia espacial estadounidense otorgó contratos de miles de millones de dólares a Boeing y SpaceX para que desarrollaran cápsulas espaciales fabricadas en Estados Unidos.
Con dos años de retraso, el programa Starliner finalmente se acerca a su objetivo: la habilitación del vehículo solo depende de esta última prueba sin tripulantes.
«Para comienzos del próximo año, estaremos lanzando astronautas estadounidenses sobre cohetes estadounidenses desde suelo estadounidense por primera vez desde la retirada de los transbordadores espaciales allá en 2011», dijo el jueves el administrador de la Nasa, Jim Bridenstine, en el Centro Espacial Kennedy, repitiendo una frase que ha utilizado en oportunidades anteriores.
La cápsula de SpaceX, la empresa de Elon Musk, completó con éxito en marzo una misión similar a la que emprenderá este viernes la Starliner. La nave, bautizada Crew Dragon, despegó con otro maniquí a bordo, Ripley, se adosó a la ISS y volvió a la Tierra sin inconvenientes. A diferencia de la nave de Boeing, que aterrizará, su regreso finalizó en un amerizaje.
Los maniquíes que participan de estas pruebas no son solamente muñecos decorativos: están munidos de múltiples sensores para verificar que el viaje será seguro para los tripulantes humanos.
Para el astronauta de Boeing Chris Ferguson, la espera ha sido demasiado larga. Ferguson comandó en julio de 2011 el último vuelo del programa Space Shuttle, y estará al frente del primer vuelo tripulado del Starliner.
«Pero aquí estamos, justo en el umbral de estar listos para hacerlo. No una sino dos compañías», dijo.
Estas cápsulas no son las mismas que se utilizarán en el programa Artemisa, que tiene previsto posar hombres y mujeres en la superficie lunar en 2024. Esos viajes se realizarán con otra cápsula, Orion, diseñada para viajes espaciales profundos y cuya fabricación está a cargo de la empresa Lockheed Martin.
– Un boleto de USD 90 millones –
AFP / Laurence CHULa misión espacial Starliner
A las 06H36 (11H36 GMT) del viernes, un cohete Atlas V, construido por United Launch Alliance, despegará de Cabo Cañaveral, sobre la costa Atlántica de Florida, con el Starliner en su cúspide.
Quince minutos después del despegue, la cápsula se separará y se colocará en órbita. Está previsto que llegue a la ISS 25 horas después, y que se amarre automáticamente a la estación.
La cápsula permanecerá unida a la estación por siete días antes de volver. Si todo va bien, aterrizará el 28 de diciembre a las 03H47 (10H47 GMT) en el desierto de Nuevo México, después de un descenso de cuatro horas.
En un cambio de filosofía, la NASA ya no será propietaria de sus vehículos como en el pasado, sino que pagará a compañías por el servicio de transporte. Esta modalidad fue decidida durante el gobierno de Obama para reducir los costos de la agencia.
Las compañías deberán asegurar seis viajes de cuatro astronautas cada una, hasta 2024. A cambio, la NASA pagará en total más de 8.000 millones de dólares.
Así, un boleto ida y vuelta a la ISS cuesta 90 millones de dólares por pasajero en la Starliner, según un informe de la Oficina del Inspector General de la NASA. El viaje en la Crew Dragon está calculado en 55 millones de dólares por pasajero. Actualmente, la agencia estadounidense le paga a Rusia más de 80 millones de dólares por astronauta.
NASA/Roscosmos/AFP/Archivos / HOLa Estación Espacial Internacional, vista desde una cápsula rusa Soyuz, el 4 de octubre de 2018
Vía – AFP