El número de graduados universitarios que estudiaron alguna de las carreras del futuro cayó un 16% en el 2020; en comparación con un año atrás, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Rectores (Conare), actualizados a octubre del 2021.
Se trata de aquellas carreras ligadas con la ciencia, tecnología, Ingeniería y Matemática (carreras STEM, por sus siglas en inglés); que son las áreas académicas y laborales de mayor crecimiento a nivel mundial y que tendrán mayor demanda laboral en los próximos cinco años; de acuerdo con el Foro Económico Mundial.
El año pasado, se entregaron 11.626 títulos de pregrado, grado y posgrado STEM, 2.180 menos que el año previo, cuando fueron 13.806. Es la cifra más baja registrada en los últimos siete años, periodo durante el cual, la media fue de 13.389 diplomas emitidos.
Esa merma del 16%, incluso, es mayor que la caída que hubo en la cantidad de títulos entregados, de cualquier carrera; la cual pasó de 47.998 en el 2019, a 41.873 en el 2020, es decir, un 12,7% menos.
En términos proporcionales, solo 28 de cada 100 títulos otorgados el año pasado fueron STEM (27,7%); el porcentaje más bajo del 2014 a la fecha. El 72,3% restante, se lo repartieron, principalmente; entre carreras vinculadas con las ciencias económicas (administración de empresas) y educación (enseñanza del preescolar).
Desconocimiento
El profundo desconocimiento de qué son y qué se puede hacer en la vida con las carreras y especializaciones STEM, se ha agudizado por la virtualidad de la pandemia. Sumado a la poca oferta académica de ese tipo de títulos que hay en el país, según ha señalado el Estado de la Educación.
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“La generación actual de quinto año, para terminar el colegio, ha vivido dos años de pandemia y un año de huelga”; recordó Paula Brenes, vicerrectora comercial de la Universidad Cenfotec, especializada en tecnologías digitales. Agregó que incluso tienen becas relacionadas con esas carreras o posgrados que se pierden porque nadie aplica por ellas.
Christian Sánchez, director ejecutivo de la Cámara de Tecnologías de Información y Comunicación (Camtic), lo resumió así: “Aparejado con el desinterés; los jóvenes no han sido abordados eficientemente y tampoco cuentan con herramientas cercanas a su realidad para enterarse de qué tratan estas carreras; dónde estudiarlas y cuál es el potencial de crecimiento que estas ofrecen”.
Datos y brecha de género
En el país, en 2020, se entregaron 33.525 títulos de grado (bachilleratos y licenciaturas). De estos, 9.868 títulos fueron de carreras STEM. Las ciencias que más se reparten los títulos de grado en el país son otras: las económicas y las de educación, 17.489 títulos de grado, en conjunto, es decir, el 52%.
El problema que supone una baja matrícula y baja culminación de estudios de carreras STEM; según Isabel Román Vega, investigadora y coordinadora del Programa Estado de la Educación, obedece a tres factores:
- Los bajos desempeños que históricamente muestran los estudiantes en Matemática.
- La forma cómo se enseña Matemática en las escuelas y colegios.
- Los sesgos y la discriminación de género que sigue operando en detrimento de las mujeres.
“Desde niñas se les dice que ellas no sirven para la Matemática”, insistió Román Vega. “Hay varios estudios realizados por el Tec (Instituto Tecnológico de Costa Rica) y el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UCR (Universidad de Costa Rica) que así lo comprueban”, añadió.
Datos del 2019, del Estado de la Educación, revelan que la segmentación de carreras y ocupaciones en Costa Rica dejan ver parte de esa brecha de género:
- El 78,6% de profesionales en ciencias de la educación son mujeres.
- El 72,2% de profesionales en Salud y Servicios Sociales son mujeres.
- El 66,9% de profesionales en Ciencias son hombres.
- El 74,6% de profesionales en los sectores de Ingeniería, Industria y Construcción son hombres.
El caso de la UCR
Por ejemplo, la carrera predilecta en cuanto a matrículas en la Universidad de Costa Rica (UCR); sigue siendo Administración de Empresas, según cifras del Estado de la Educación. Allí, hombres y mujeres se dividen por igual las plazas. Las otras dos carreras más populares son Derecho (también en zona de paridad de género) e Informática, donde se matriculan muchos más estudiantes hombres.
- Las tres carreras con mayor matrícula femenina en UCR son: Educación preescolar, Nutrición y Trabajo Social.
- Las tres carreras con mayor matrícula masculina en UCR son: Computación e Informática, Ingeniería Eléctrica e Ingeniería Mecánica.
“Se desperdician oportunidades”, dice Isabel Román Vega. “Aun cuando las mujeres son la fuerza laboral que crece con mayor dinamismo; su inserción laboral real es baja respecto a la de los hombres o si la comparamos con lo que pasa en los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos). Las mujeres son, además, las más afectadas por los problemas de desempleo y subempleo porque no siempre tienen todas las condiciones que se requieren para salir a trabajar, aunque quisieran”.
Por otra parte, señaló Katalina Perera, jefa de la División Académica de Conare; el porcentaje de matrículas o títulos otorgados no revelan un interés o desinterés de los jóvenes hacia las carreras STEM.
“El análisis no debería ser tan simple y reduccionista”, afirmó Perera. “Una persona puede tener interés en la ciencia, Matemática, tecnología e Ingeniería; sin embargo, a lo largo de su itinerario formativo (desde el preescolar hasta la preuniversitaria) enfrenta diferentes situaciones entre las que vale la pena mencionar; calidad del profesorado, carencia de orientación vocacional, desigualdad y sesgos de género, desigualdad en la formación en la Gran Área Metropolitana y en algunas regiones, falta o poca disponibilidad de profesorado capacitado, carencia de ‘buenas bases’”.
Posibles soluciones
Entre algunas soluciones que se pueden tomar en cuenta, según los especialistas consultados, se destacan:
—Fortalecer las alianzas público-privadas para informar sobre las necesidades y oportunidades que ofrece el mercado laboral STEM.
—Generar políticas públicas orientadas a vincular las líneas estratégicas del país que articulen la empleabilidad con la formación de calidad, trabajo digno y bien remunerado; emprendimientos, entre otros.
—Comunicar, enseñar qué se hace en la práctica con las carreras STEM. Usar “role models” para que los jóvenes conozcan a profesionales que se desempeñan en esos sectores que sean accesibles para consultar y socializar.
—Multiplicar desde la educación temprana las experiencias asociadas a STEM. Por ejemplo, cursos de verano para programar videojuegos o robótica.
—Batallar contra mitos que persisten, como:
“Las STEM son únicamente para personas buenas en Matemática”.
“Las STEM son aburridas; todo el día hay que pasarlo frente a la computadora”.
“Las STEM no permiten relacionarnos con personas”.
“Las STEM no son para mujeres”.
Las dos ganadoras del Premio Nóbel de Química durante la pandemia, en 2020; fueron mujeres: las genetistas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna. Vivimos en el mejor momento en la historia para la ciencia, tanto para hombres como para mujeres. Como señala la revista literaria española Jot Down en un artículo sobre STEM; ahora mismo están vivos más del 90% de todos los científicos de la historia de la humanidad.
Con información de La Nación
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