París y otras cuatro ciudades francesas anunciaron el jueves la prohibición de utilizar pesticidas en su territorio, con la esperanza de «hacer cambiar la ley», en plena polémica nacional sobre el uso de estos productos químicos en la agricultura.
«Se trata de una iniciativa concertada para hacer cambiar la ley y contribuir a proteger el patrimonio inestimable de la biodiversidad en nuestros territorios y la salud de nuestros conciudadanos», indicaron en un comunicado conjunto las ciudades de París, Lille, Nantes, Grenoble y Clermont-Ferrand.
De esta forma, estas cinco metrópolis aportan su apoyo a las decenas de alcaldes franceses que en las últimas semanas prohibieron con decretos el uso de pesticidas.
El primero de ellos en tomar esa iniciativa, Daniel Cueff, alcalde de la localidad bretona de Langouët, sufrió un revés judicial cuando un tribunal administrativo suspendió su texto afirmando que no era de su competencia tomar decisiones sobre el uso de pesticidas.
La acción de las ciudades es sobre todo simbólica, puesto que la ley ya prohíbe desde 2017 a las colectividades el uso de productos químicos en los espacios verdes y en el espacio público. Desde enero, los particulares y los jardineros solo pueden utilizar productos fitofarmacéuticos de origen natural.
Por lo tanto, su decisión se aplica principalmente a los espacios verdes de empresas y de zonas residenciales, puesto que en las ciudades no suele haber cultivos.
«Esta acción conjunta con varios alcaldes de grandes ciudades (…) busca principalmente hacer ceder al gobierno», dijo Stéphane Baly, presidente del grupo de concejales del partido ecologista EELV de Lille (norte).
El gobierno quiere fijar entre 5 y 10 metros la distancia mínima entre las zonas residenciales y las áreas donde se abona con pesticidas, una propuesta juzgada insuficiente por ecologistas y asociaciones.