¿Por qué las personas mayores odian la música nueva?

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El orgasmo femenino es un reflejo neuroendocrino demasiado complejo para ser un accidente evolutivo, por eso a lo largo de los años se han planteado varias hipótesis para explicar su origen. Y al parecer, un equipo de investigadoras finalmente dio en la tecla.

Existen grandes diferencias entre la popularidad de una canción entre distintos grupos etarios. Por ejemplo, la canción «Creep» de Radiohead está en el lugar 164 de canciones más populares entre los hombres que ahora tienen 38 años, pero no está ni siquiera dentro del top 300 en las listas de personas nacidas 10 años antes o 10 años después.

Un análisis de todas las canciones lanzadas entre 1960 y 2000 que entraban en el Billboard Hot 100 —un ranking de las 100 mejores canciones de la semana— y las edades de los más fanáticos de esas canciones (información obtenida de Spotify) mostró que los gustos musicales de las mujeres se forman entre las edades de 11 y 14 años, mientras que los de un hombre promedio se forman entre los 13 y 16 años. Además, para cuando nos acercamos a los 20, nuestros gustos musicales se empiezan a consolidar.

Al parecer nos gusta más la música de nuestros años de formación y las cosas nuevas empiezan a ocupar un segundo lugar.

Entonces, no es que nadie haga música tan buena como la de antes; en realidad nuestros cerebros forman la base de nuestros gustos musicales en épocas tempranas muy específicas de nuestras vidas. De hecho, parece que cuando cumplimos 33 años la mayoría de nosotros dejamos de escuchar música nueva; mientras que las canciones lanzadas en nuestra adolescencia suelen seguir siendo populares entre personas de nuestra edad.

Una posible explicación biológica para esto es que la capacidad de nuestro cerebro para hacer distinciones sutiles entre diferentes acordes, ritmos y melodías empeora con la edad. Por lo que para las personas mayores, las canciones nuevas y menos familiares pueden sonar todas «igual».

Otra explicación desde la psicología social habla de algo llamado «el efecto de mera exposición«, o dicho de otra manera, cuanto más estamos expuestos a algo, más nos gusta. En la adolescencia probablemente hemos pasado bastante tiempo escuchando música pero a medida que crecemos las obligaciones empiezan a ser más y el tiempo que tenemos para descubrir música nueva se va acortando.

Por último, investigaciones en psicología mostraron que experimentamos emociones más intensas durante la adolescencia, lo que a su vez está asociado con recuerdos y preferencias más fuertes. 

Todo esto podría explicar porque recordamos a las bandas y cantantes de nuestra adolescencia con tanto apego y por qué a nuestros padres y abuelos no les entusiasma tanto.


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