El congreso costarricense aprobó este jueves en primer debate un proyecto de ley que regula el derecho a la huelga, mientras cientos de trabajadores del sector público protestaron frente a la sede legislativa.
La iniciativa fue impulsada por el diputado opositor Carlos Ricardo Benavides y contó con el apoyo del presidente Carlos Alvarado.
La iniciativa prohibe las huelgas en servicios públicos esenciales como los de salud, seguridad, comedores escolares y suministro de agua y energía, y pone límites a los paros laborales en la educación.
También permite suspender el pago de salario de los trabajadores en huelga e impone sanciones para quienes bloquean carreteras como parte de un paro laboral.
«Hoy hemos establecido (un proyecto) para que las huelgas sigan siendo legales, se mantiene el derecho de huelga pero sin abusar de la ciudadanía», comentó Benavides tras la votación.
El presidente Alvarado agradeció a la Asamblea Legislativa (parlamento) la aprobación del proyecto, y aseguró que «brindará una mayor certeza jurídica a todos los sectores y garantizará ese derecho (de huelga) sin afectar los servicios».
El proyecto fue impulsado poco después de que en 2018 Costa Rica se vio paralizada por una prolongada huelga del sector público contra una reforma fiscal impulsada por el gobierno.
La reforma fiscal fue aprobada por el legislativo en octubre de 2018 pese al rechazo sindical.
Mientras los diputados votaban la ley de huelgas, representantes de los sindicatos del sector público se manifestaron en rechazo al proyecto de ley, que requiere una segunda votación y la ratificación presidencial para entrar en vigor.
Los manifestantes ondearon banderas de los sindicatos y tocaron tambores en un clima festivo.
Gilberto Cascante, presidente de la Asociación Nacional de Educadores, acusó al gobierno y el legislativo de impulsar iniciativas de interés para el sector empresarial, en detrimento de los trabajadores.
«Costa Rica tiene que saber que hemos estado hasta el final luchando, y si no se cambia ese pensamiento, este país se nos va a ir de las manos», advirtió Cascante.