Desde hace milenios, pues hay pruebas de ello en el antiguo Egipto, el hombre ha buscado métodos para averiguar si una mujer estaba embarazada.
La inmensa mayoría de ellas se basaban más en supersticiones y suposiciones sin rigor científico, pues no fue hasta 1925 cuando se descubrió que unos niveles elevados de la hormona hCG (gonadotropina coriónica humana) estaban relacionadas con el embarazo.
Apenas 40 años de historia Desde el descubrimiento de esta relación, se podía saber de la existencia de embarazo con un análisis de sangre, pero todavía tendríamos que esperar hasta finales de los años 70 para que se comercializara el primer test de embarazo casero.
Se trataba de un complicado sistema con tubos de ensayo cuyos resultados tardaban horas, además de dar falsos negativos con bastante frecuencia.
Fue a partir de entonces cuando se produjeron grandes avances y en los 80 empezaron a comercializarse pruebas más parecidas a las que conocemos hoy día: una tira reactiva que bastaba con poner en contacto con la orina para darnos un resultado en apenas 10 minutos, aunque había que esperar dos semanas después de la ausencia del periodo para que fueran fiables.
A partir de entonces, el método se ha ido perfeccionando, los tests son cada vez más sensibles y hoy encontramos tests que nos dan un resultado fiable desde el primer día de retraso. Además, sobre todo en la última década, hay algunas pruebas digitales, muy fáciles de usar e incluso capaces de detectar las semanas de embarazo. Y a un precio bastante asequible.
¿Son todos fiables?
La única prueba fiable al 100% es un análisis de sangre cuantitativo o Prueba de Beta hCG, que mide con precisión la cantidad exacta de esta hormona en sangre. Sin embargo, las pruebas de embarazo caseras no suelen tener menos del 99%, por lo que podemos asegurar que si se realizan correctamente sí son bastante fiables, independiente del nivel de sofisticación que tengan, si son de tira, digitales…
En caso de que el test fallara, pueden darse dos casos; el falso negativo o falso positivo. El falso negativo es el fallo más habitual y puede darse por varias circunstancias: Realizar la prueba de forma precoz. Aunque la hormona hCG empieza a segregarse desde el momento de la implantación el embrión, los primeros días sus niveles pueden no ser lo suficientemente altos para que el test los detecte.
Esto depende también del nivel de sensibilidad del test, pues algunos prometen detectar la hormona incluso antes de la primera falta. Orina muy diluida. Si, por beber mucho líquido, la orina está muy diluida, disminuye la concentración de la hormona hGC y, por tanto, el test podría no detectarla. Por eso se recomienda hacerse la prueba por la mañana.
Si al cabo de unos días, la regla sigue sin aparecer, deberemos volver a realizar a prueba. El aumento de la hormona en la orina, que se duplica cada poco día, nos dará el resultado real.
Por otro lado, el falso positivo es muy poco habitual, pero pueden darse casos en los que las pruebas detecten embazado cuando no lo hay, como cuando existen determinados trastornos hormonales, tras un tratamiento de fertilidad en el que se han inducido la ovulación o en caso de embarazos ectópicos, que se desarrollan fuera del útero. Este embarazo no es viable y el embrión suele fallecer a los pocos días, pero el test es capaz de detectarlo.
Cómo utilizar un test de embarazo correctamente
Para evitar falsos negativos y que el resultado sea fiable, es conveniente seguir una serie de recomendaciones: Seguir exhaustivamente las recomendaciones del fabricante del test.
Ya sea en cuanto a cómo realizar la prueba como a los días que hay que esperar para hacérsela.
Si aconseja que se esperen determinados días después de la primera falta para hacerse la prueba, no te la hagas antes, pues las probabilidades de un negativo se incrementan.
Elegir el día adecuado.
Es cierto que los tests cada vez son más sensibles, e incluso algunos prometen dar resultados fiables incluso antes de la primera falta. Aun así, para estar seguros de los resultados del test es mejor esperar a tener varios días de retraso.
Cuantos más esperes, más seguro será el test, aunque los nervios y la inquietud por saber si existe o no embarazo a veces nos lo impiden. En caso de mujeres con ciclos irregulares, esto se complica, pues pueden haberse quedado embarazadas varios días después de lo que calculan y provocar un falso negativo cuando se hagan la prueba.
Mejor a primera hora de la mañana. Nada más levantarnos es el momento idóneo para realizar el test. La orina tiene mayores concentraciones de hCG y hay menos posibilidades de falsos negativos.
El resto del día también puede realizarse, pero, sobre todo si bebemos mucha agua, las concentraciones de la hormona bajan y el test podría no detectarla. ¿Es necesario repetirse el test? Si el resultado es positivo, no hay nada que repetir, estás embarazada. Y recuerda que por muy tenue que sea la segunda rayita, el resultado es positivo. En cambio, si el resultado es negativo, pero la regla sigue sin hacer acto de presencia, lo mejor es que te repitas la pruebas pasados cinco días.
¿Cuándo acudir al médico?
Si el resultado es positivo, deberás acudir a tu médico cuanto antes para confirmar tu embarazo y empezar así con los controles prenatales. También deberías acudir al médico en caso de que, pasado un mes y tras realizarte varios tests, el resultado sigue siendo negativo, ya que podría deberse a algún desarreglo hormonal, al estrés, etc.