Las mujeres que utilizan ciertos tipos de hormonas luego de la menopausia mantienen un alto riesgo de desarrollar cáncer de seno casi dos décadas después de dejar de tomar las píldoras, sugieren los resultados de largo plazo de un amplio estudio financiado por el gobierno.
Aunque los riesgos son mínimos, los médicos dijeron que una nueva generación de mujeres que ingresa a la menopausia podría no estar al tanto de los hallazgos importantes de 2002 que vincularon las tasas más altas de cáncer de seno con pastillas de hormonas que combinan el estrógeno con la progesterona.
“El mensaje probablemente no sea claro” que incluso un uso a corto plazo podría tener efectos duraderos, señaló el doctor Rowan Chlebowski, del Centro Médico de Harbor-UCLA en Torrance, California. Chlebowski discutió los nuevos resultados el viernes en el Simposio sobre cáncer de mama en San Antonio, Texas.
Los resultados provienen de la Iniciativa para la Salud de la Mujer, un estudio financiado por el gobierno federal que sometió a pruebas las píldoras que los médicos pensaban desde hace tiempo que ayudaban a evitar problemas cardiacos, pérdida ósea y otras afecciones en las mujeres luego de la menopausia. Más de 16.000 mujeres de 50 a 70 años recibieron una combinación de píldoras de hormonas o placebos durante cinco a seis años.
La principal parte del estudio fue suspendida en 2002 cuando los investigadores vieron con sorpresa más casos de problemas cardiacos y cáncer de mama entre las mujeres que consumían hormonas. A las mujeres se les aconsejó que detuvieran el tratamiento, pero los médicos han seguido estudiándolas y tienen información sobre cerca de dos tercios de ellas.
Con aproximadamente 19 años de seguimiento, se presentaron 572 casos de cáncer de seno en mujeres que consumieron hormonas contra 431 que ocurrieron en aquellas que ingirieron placebos. Ello representa un 29% más de probabilidad para desarrollar la enfermedad entre las mujeres que utilizan hormonas.
Sin embargo, fue una diferencia de 141 casos en el transcurso de varios años, por lo que las mujeres con severos bochornos y otros síntomas de la menopausia podrían decidir si los beneficios de las pastillas superan los riesgos, señalaron los médicos. El consejo sigue siendo que consuman la menor dosis posible por el menor tiempo posible.