Desde el primer gobierno de Óscar Arias (1986-1990) y hasta el de Luis Guillermo Solís (2014-2018), el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto fue uno de los más estables.
Salvo por el relevo que se debió hacer en la administración de Laura Chinchilla tras fuertes cuestionamientos, todos los cancilleres designados lograron completar los cuatros años de servicio.
La tendencia se rompió en la actual gestión del presidente Carlos Alvarado, pues en año y 10 meses el país sumará tres ministros de Relaciones Exteriores.
Dicha rotación y el impacto que puede tener en la política y la imagen del país encienden alertas entre los expertos quienes consideran, eso sí, que aún hay espacio para aplicar acciones paliativas.
Dos perfiles muy distintos
El 8 de mayo del 2018, la vicepresidenta Epsy Campbell juró como la primera canciller de la historia del país.
La economista, sin experiencia diplomática, tuvo un paso fugaz de apenas un semestre, que acabó en medio de cuestionamientos por haber nombrado a su ahijada en la institución. Además se fustigó la forma en que había designado a Adriana Murillo y Carolina Fernández como directora general y adjunta de Política Exterior.
Aunque defendió sus actos hasta el final, Campbell salió del cargo tras un discurso en la Asamblea Legislativa.
A sustituirla llegó el jurista Manuel Ventura, con un perfil completamente distinto, tras su periodo como juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Luego de un año y 20 días en el cargo, Ventura fue designado este martes como embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA), cargo que asumirá en abril.
Junto a él se irá también la vicecanciller Lorena Aguilar para asumir un proyecto presidencial sobre cambio climático y género.
Según el Gobierno, los viajes que implicaba el cargo de canciller afectaron la salud del funcionario, por lo que se decidió el traslado a Washington, sin que de momento se adelante quién lo sustituirá.
En medio de una crisis
En los últimos meses, la Cancillería ha debido enfrentarse a pruebas como la derrota ante Venezuela por un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, y la publicación de un informe sobre el supuesto mal ambiente laboral en la embajada de Costa Rica en Ginebra.
El escenario no es alentador según el analista Sergio Araya, quien plantea que la política exterior de la administración Alvarado Quesada ha sido «arbitraria, precipitada e irreflexiva».
«La gran incógnita no es solo quién va a venir a asumir el puesto sino que faltan más de dos años del periodo constitucional. Lo ideal sería que esta inestabilidad y esta falta de concreción pueda corregirse, pero eso está en manos del presidente», señaló.
Agregó que se deben redibujar las prioridades de política exterior, para realizar los ajustes necesarios antes de que la situación se agrave aún más.
En la misma línea se pronunció el diplomático Javier Sancho, quien planteó que «el hecho de haber tenido dos cancilleres en apenas dos años de Gobierno es un reflejo de que no hay coherencia en los principios tradicionales de nuestra política exterior».
Añadió que los mandos medios pueden convertirse en una traba a la que hay que prestarle atención dentro de la diplomacia tica.
«Hay un personal muy eficiente pero sé que hay personal desmotivado y que se siente acosado por algunos segmentos duros del Partido Acción Ciudadana que le complican la existencia al gobierno de turno», expresó.
En su mensaje, el exembajador señaló también a los diplomáticos de carrera, a quienes les sugirió «demostrar su compromiso por el país y no por un color político».
Vía – Elobservadocr